miércoles, 27 de septiembre de 2017

Y la nave va




Y la nave se desliza sobre las plácidas aguas de la Voluntad de Todo lo existencial en este plano donde me encuentro.
La Unicidad con ella hace que todo mi ser se abra para sentirla con toda su majestuosidad. Siento una gran paz, serenidad, calma y más que un pleno convencimiento que mi curso está siendo llevado hacia la creación de mi esencia sentida en mi interior.
En la nave me encuentro acompañado por seres resplandecientes y amorosos hacia mi ser y toda alma que habita este espacio de Ascensión denominado Tierra.
Hay un silencio agradecido junto con una melodía celestial que impregna mi bienestar en cada rincón de mi interior.
No hay palabras, solo comunicaciones desde el nuevo lenguaje para nosotros, pero habitual cuando nos encontramos en el Hogar: el Sentir con toda su información.
Mi ser sabe de lo que le depara la vida, y dando de la mano a aquel quien Yo Soy. Vive cada instante sintiendo la esencia, el sentido de su existencia y la placidez de saber aquel quien soy. No hay más allá, aunque puedo divisar el camino a seguir sintiendo el amor de mi Ahora.
Y la nave se desliza dejándome llevar por quien tiene el timón para llevarme a la realización según lo acordado desde el Hogar, momentos antes de mi encarnación.
Siento una gran alegría, emoción y unos anhelos contenidos para que todo lo recibido a lo largo de estos tiempos llegue a su materialización.
Me dejo llevar, sabiendo de mi vida, lo que es y será para un mayor bien de Todos y el Todo.
No hay nada como dejarse ir sabiendo que nada que no sea amor sucederá. Mi Unicidad con los presentes en esta barca donde ahora estoy es absoluta. No necesitamos hablar para saber de quien a mi lado está. Es tan fuerte la unión entre todos nosotros que es como si fueran parte de mi vida, y por lo tanto, tengo el conocimiento de ellos y su sentido y función para mi ser. Hay representantes del mundo angelical y alguno de los conocidos como maestros ascendidos. Para mí, todos son como hermanos de la misma Fuente, y por lo tanto, es como si fueran yo mismo. No hay diferencia entre ellos y yo. Nuestra esencia es la misma, realizando cada uno su misión en este plano Tierra.
No hay un más allá, sino un presente con todo su resplandor para que podamos sentir la verdadera naturaleza de nuestras presencias y la esencia de nuestro ser procedente de la más alta vibración existente a lo largo de todo el firmamento, con sus diferentes universos y sistemas de vida: el Amor.
Esta es la esencia que todos sentimos en esta nave elegida y puesta en este curso para que mi alma pueda manifestarse plenamente en esta dimensión donde me encuentro con un sentido de evolución para alcanzar la máxima voluntad divina en cada uno dentro del proceso de Ascensión que nos encontramos, para instaurar aquí en este plano terrenal el Cielo, la esencia de la Fuente de la cual todos procedemos y crear un nuevo Hogar aquí en la Tierra. Este es el propósito de la Gran Voluntad Superior. ¿Hasta dónde? Esto depende de nosotros, de cada uno según su recordar y su disposición de entregar su vida y todo su ser a las manos de la Divinidad que es.
Siento que mi vida está cambiando y cada vez con más notoriedad. Miro hacia atrás viendo el trayecto recorrido y puedo alegrarme por todo lo vivido y su sentido para mi proceso de recordar.
Solo existe el Amor. El fondo de cualquier situación nos lleva a conocer la verdad de nuestra vida. La forma solo es el vehículo para que pueda manifestarse según el proceso individual para llegar a despertar lo suficiente y poder decir:
Gracias. Gracias. Gracias.
Yo Soy. Yo Soy. Yo Soy aquel quien Yo Soy manifestándose ahora y aquí.

Y la nave continúa su curso para que mis emociones y sensaciones de servir a la Divinidad puedan expresarse según lo acordado con aquel quien yo soy para llevar a término la misión que acepté voluntariamente y con mucha ilusión. 

Mi Amor está con todos vosotros.

A todos, desde mi corazón, un abrazo.

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