miércoles, 29 de marzo de 2017

Con David nuevamente

Después de un tiempo de no compartir los encuentros con David, a continuación, siempre con su consentimiento, os presento unos momentos de nuestro encuentro tenido hace poco.
Todo vuestro, siendo un placer poder escuchar sus palabras.
-         ¡Hola David! Me alegro poder estar nuevamente contigo después de un tiempo, debido a los momentos que vivimos dentro de nuestro proceso individual, y poder transmitir a todos aquellos que puedan leer nuestro encuentro, tus palabras.
-         Los períodos de grandes cambios, como son los que vivimos en el presente, conllevan una intensificación de tu predisposición para ir a tu interior. (Pausa). Son momentos para no desconectarnos de lo que sentimos. Nuestro interior nos habla y necesitamos tiempo para escuchar a nuestro corazón – empieza diciendo.  
-         Te comprendo y sé lo que quieres decir – le respondo - porque nuestra consciencia ya no nos deja “dejarlo para luego”, sino que hace que nos pongamos ahora a centrarnos en lo que sentimos. Por cierto, ¿qué dirías de lo que se transmite actualmente sobre la espiritualidad?
-         La espiritualidad empieza a estar integrada en cada uno. Ya no se centra, en lo que podáis llegar a leer o ver en los medios sociales, sino que las puertas que ahora están abiertas para ser cruzadas, son las de la responsabilidad y la consciencia. Es cuestión, de cada uno,  vislumbrar cada vez más su esencia. (Pausa). Las almas están más predispuestas a entender lo que se pueda llegar a transmitir. El corazón va tomando su lugar, y va convirtiéndose en la guía de nuestros pasos. Por otro lado, siento como mis palabras deben de reposar un tiempo porque es cada uno quien debe de entrar en contacto con su esencia. Es yendo a su interior como empezará a conocer el camino a seguir. Cada uno debe de responsabilizarse de su proceso, y dejar de depender de su entorno.
-        
-         Lo que se debía de transmitir ya se ha dicho. No hay nada nuevo, en estos momentos, para ser anunciado a nuestro mundo. Es el propio ser que debe de ir a su interior y conectar con quien es para recibir todo aquello que le ayudará a llevar a término lo que ha venido a hacer en esta vida. Serán aspectos muy concretos, dirigidos a cada uno. Los grandes mensajes que debían de impulsar el gran despertar ya han sido transmitidos. No esperéis nada nuevo porque es y será cada uno que irá, a partir de estos tiempos, recibiendo para él mismo.
-         ¿Y los cursos, talleres y seminarios? –le pregunto.
-         Gran parte de ellos ya no tienen su utilidad en los tiempos que vivimos. Hay que ayudar al ser en todo su resplandor, con toda su integridad para que aprenda a ir a su interior y empezar a recordar y reconocerse por él mismo. Todo lo que pueda llegar a organizarse debería de ir encaminado a sentir el interior cada uno y aprender a conectar con aquel quien en verdad es. Esto les llevará a un aprendizaje y una consciencia que irá en aumento cada vez más. Será él mismo quien empiece a darse cuenta quien es y a hacer los cambios necesarios para llegar a manifestar la divinidad de su existencia. ((Pausa). Los encuentros que se hagan deberían de ser espejos para los propios asistentes. Lo mental ya no tiene el sentido que bastantes años atrás podía llegar a tener. Ahora es el corazón quien debe de guiarnos en nuestra vida.
-        
-         Muchos de los que transmiten conocimientos denominados espirituales, todavía continúan con aspectos relacionados con lo que se conoce como la vieja energía. No se acaba de dejar ir lo que fue, para dar paso a lo que es. Aquel que tenga su corazón abierto, discernirá lo que pertenece a esta energía actual o a la ya obsoleta. Estamos en el tiempo de manifestar y transmitir la pureza.
-         Teniendo presente lo que acabas de decir, gran parte de los cursos anunciados que pueden verse por internet o los centros cercanos a tu domicilio, de alguna manera, van reafirmando un pasado que debería de liberarse.
-         Lo que quiero decir es que se debería ir a la esencia y no a una dependencia de hechos, objetos, rituales o creencias que todavía se presentan, bien con palabras o con hechos. Cada uno presenta lo que cree que debe transmitir, para poder ayudar a los demás. Ahora bien, que sea el corazón de cada uno quien decida si asistir o no a estos encuentros.  
-         Tú, según tu manera de vivir por lo que veo y siento de ti, es que muestras la pureza de los tiempos que vivimos, de la energía crística que se encuentra actuando y activando a las almas dispuestas a dar este paso de integrar la nueva energía en uno mismo – le comento.
-         Siento en lo más profundo de mi ser que vivir en la pureza eleva tu alma y te permite realizar aquello que has venido a hacer en este mundo. Esto te hace sentir el amor que cada uno es. Siento en mi interior que cuando más puros seamos más elevaremos este planeta con todo lo que esto conlleva.
-         Valoras mucho la pureza – digo.
-         Cuando no estamos siendo nosotros, estamos permitiendo que la vida, como se dice, pueda contigo. Estoy hablando de la vida encarnada basándose en unas leyes terrenales. (Pausa). El ser humano ya no es el mismo. Se le ha activado su capacidad de decidir, su voluntad para que decida qué vida quiere llevar. Ahora puede. La felicidad, el amor y la alegría son reflejos de la integridad de uno mismo. Somos seres puros, llenos de amor y de luz. Cuando manifestamos nuestras capacidades espirituales, estamos mostrándonos aquel quien somos, y cada vez más.
-         ¿Qué es para ti la pureza? – le pregunto.
-         La manifestación de la divinidad que cada uno es. Es tu esencia, la de cada uno, manifestándose con toda su plenitud. Es mostrar el universo aquí en la Tierra a través de ti. Cuando alguien se muestra tal cual es, entonces, todo es claridad, bienestar y amor sentido en su estado más puro e incondicional. Cuando así es, la divinidad que hay en ti se manifiesta con todo su resplandor. La pureza es la manifestación de uno mismo en su estado prístino celestial.
-         Entonces no hay malentendidos, ni tristezas, ni dolor y otras manifestaciones que uno puede llegar a tener que le crea malestar – intervengo diciendo.  
-         Cuando se siente el amor en uno mismo, lo que puede llegar a vivir está en consonancia con lo que siente. El Amor nos libera, nos ensalza y nos protege, ¿cómo podemos padecer o sufrir si estamos siendo abrazados por nuestra esencia? ¡Amaos y dejad que aquel quien sois se manifieste en vosotros!
-         Entonces, por lo que estás comentando, escuchando a nuestro corazón evitaremos lo que no debemos de vivir – añado.
-         Aunque cada uno no evitará lo que su alma necesita – añade David.
-         Recordando, según lo que has dicho antes, nos estás recomendando que antes de asistir a algún grupo o curso, antes deberíamos de consultar con nuestro corazón.
-         Cierto. Él nos llevará a nuestro alimento interior.
Se produce una pausa y a continuación le pregunto:
-         ¿Quieres decir unas últimas palabras a este encuentro de hoy?
-         No hay que enseñar a poner remedio a lo que está estropeado y distorsionado, así como prevenir lo que puede llegar a crear dolor. Esto es centrarse en las limitaciones e incapacidad del alma encarnada.  Lo que la nueva energía nos transmite, es el hecho de enseñar a ser uno mismo, a conocerse y saber del potencial, por decirlo de alguna manera, que en cada uno hay. Cuando se pone en práctica este potencial, el pasado y las raíces que han creado el malestar, llegan a desaparecer. Cuando nos sanamos en el presente, sanamos nuestro pasado. No debemos de centrarnos en las posibles alternativas para cuando nos caigamos, sino en transmitir que no tenemos porque caer, y si lo hacemos, nos podemos levantar sin ninguna parafernalia externa a nuestra esencia. Nosotros solos podemos.
-        
-          (Pausa) Amaos y abrid vuestro corazón porque aquello que debéis de divisar en vuestro camino, se encuentra en vuestro interior. Vuestro exterior es un reflejo de lo que sentís y cómo os encontráis interiormente. Aceptad lo que vivís, ved el fondo de su forma, porque aquello que nos debe de alimentar, a menudo va envuelto en un papel que nos confunde. Vuestro corazón os dirá del verdadero alimento que debemos de ingerir, tanto para nuestra alma como para nuestro cuerpo. Amaos y no temed, porque aquel quien sois está llamando a vuestra puerta para manifestarse plena y libremente.
-         Gracias David por permitir, nuevamente, que este encuentro pueda ser transmitido a todos aquellos que lleguen a leerlo. Gracias. Un abrazo.

-         Otro para ti, Jordi – acaba diciendo. 

No hay comentarios: