jueves, 2 de julio de 2015

El mayor secreto existente

Una vez, un alma de apariencia joven, se adentró bajo el cielo punteado, libre de toda nube, y allí, expresó en voz alta:
-         ¿Cuál es el mayor secreto que no consigo encontrar todavía?
En medio del silencio y bajo las luces del manto superior, como si procediera de la nada, se oyó:
-         El mayor secreto está en ti, que aunque no hayas podido verlo, siempre ha estado.
-         ¿En mi? – dijo aquella alma de apariencia joven. No siento mío mi entorno ni lo que me sucede. ¿Cómo puedes decir que el mayor secreto está en mí, cuando siempre es mi entorno quien altera mi paz y mi sosiego?
-         Lo que en tu interior está, procede de tu naturaleza. Tu verdadera esencia no altera tu alma. Cuando la planta tiene agua para absorber por sus raíces, ésta crece y da sus frutos. Si no sigue su proceso, no es la planta, su naturaleza la que le priva crecer, sino su instinto de absorber el agua de su entorno. Su interior está preparada para seguir su proceso, siendo su entorno, a veces, quien la priva de obtener su verdadero alimento.
-         ¿Por qué entonces estoy en el ambiente que me encuentro?
-         Para que tus raíces aprendan a buscar más allá de lo cercano. Cuanto más profundamente vayan, más posibilidades hay que encuentren su alimento. Una vez lo consiguen, ya nunca volverán a inquietarse, porque lo importante no es visible a su presencia. Así sucede con tu alma. Busca el alimento de tu camino, pero no profundiza en su interior que es donde se encuentra tu voluntad para llegar a ti, a tu verdadera esencia, el mayor secreto que habita en ti. Tú eres el mayor secreto y alimento para todos, incluyéndote a ti.
-         Por eso, todo lo que vivo, ¿es porque no encuentro aquel quién soy?
-         Así es – le responde la voz. Escucha tu voz interior y haz que lo susurrado sea llevado a término. Cuando aprendas a seguir tu interior, encontrarás en el camino, el tesoro que tanto buscas.
-         ¿Podrías decirme cuál es?
-         Cuando se encuentra, la lucidez te permitirá darte cuenta que te hayas ante él. No hay una sola puerta para dirigirte a él. Escucha a tu corazón.

El alma de apariencia joven se quedó unos instantes en silencio. Después de una larga pausa, la voz dijo de nuevo:
-         ¡Bien! Has encontrado los dos primeros pasos: el silencio y la quietud. Luego continuó: no hay secretos para tu alma, solo el desconcierto de tu pasado que no te permite llegar a quién eres. Libérate de él y llegarás a ti.
De repente, cruzando el cielo de izquierda a derecha, el alma vio una luz fugaz desaparecer más allá de su presencia. Como si se le hubiera permitido una revelación, expresó:
-         ¿Y si voy a mi interior, qué papel tienen los que me rodean?
-         El aprender a ser tú envuelto de desavenencias y diferencias. Aprender a seguir tu camino aunque los demás lleven el suyo. Ellos necesitan del tuyo para continuar el suyo, y tú necesitas sus maneras de ser para llegar a ti.
-         ¡Ah! – dijo aquella alma. ¡Ahora lo entiendo! ¡Ahora sí que lo entiendo!

Hizo un suspiro, una sonrisa y después de ojear todo el manto celestial, se dirigió hacia su hogar, sabedora del contenido recibido.

El mayor secreto se encuentra en ti, a tu merced con solo tu voluntad y disposición. Es en ti donde se encuentra la belleza de tu vida y tu existencia.


Que el Amor y la Paz abracen tu ser.  

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