Hay veces que
me resulta difícil encontrar una palabra que pueda definir un sentimiento
concreto. Tengo que pensar qué palabra o palabras usar para poderos hacer
llegar lo que uno puede sentir cuando está conectado con su verdadera esencia,
su divinidad.
Aquello que
habita en nuestro interior procedente de nuestra naturaleza prístina, no tiene
una traducción racional para entender lo que se siente. Consigo a menudo,
encontrar una palabra que se asemeja con la majestuosidad del sentimiento o
sensación experimentada o sentida de una manera constante. No lo que pertenece
a nuestra Divinidad tiene una traducción en la humanidad. Este es uno de los
grandes regalos y obtenciones que podemos conseguir cuando nos adentramos a
nuestro interior y nos encontramos con aquel
quien en verdad somos. Las puertas empiezan a abrirse de par en par, y
cuando cruzas el umbral de cada una de ellas, te lleva más lejos y te hace
sentir, a la vez, la plenitud amorosa de nuestro ser.
Solo aquel que
llega a él, puede llegar a sentir los más sutiles y álgidos sentimientos más
puros y de alta vibración que nuestro
ser puede llegar a sentir. Somos Dios, y la esencia que hay en nosotros se
libera de toda influencia humana para hacernos sentir la esplendorosa e inmensa
capacidad de amar que nuestro ser puede irradiar. Absoluta plenitud cuando
estamos conectados con nosotros mismos, cuando somos nosotros sin ninguna
interferencia de nuestro pasado. Es en nuestro presente que podemos transcender
cualquier limitación o techo en el cual hayamos creído hasta entonces.
No siempre he
podido transmitiros en los mensajes de los últimos tiempos, la intensidad de lo
sentido, porque cuando se siente, no hay palabras, solo presencia total de tu
ser, como Fuente amorosa del universo que eres.
Alguna vez ya
os he hablado de este aspecto. No podemos tener un conocimiento racional de
algo que es etéreo y espiritual. No siempre lo perteneciente a nuestra
verdadera naturaleza tiene una traducción para ser expresada.
Hay momentos y
situaciones que uno ha de vivirlas. Esta experimentación le llevará a unos
sentimientos. Cuando estos te crean la mayor paz que hayas podido imaginarte
alguna vez, la plena serenidad, armonía y sosiego que un ser puede llegar a
obtener, entonces, es que os estáis acercando a
aquel quien en verdad sois.
Cuando sentimos
la Unicidad con la energía del Dios que somos, Dios y tú os unís siendo Uno,
creando la absoluta Unicidad que habéis oído en algún momento.
No puede
explicarse el Amor, pero sí lo que sucede cuando este se manifiesta. No podemos
transcribir lo que es la pureza, y la simplicidad, pero sí darnos cuenta cuando
la vemos manifestada.
No siempre los
sentimientos pueden ser descritos con palabras, porque la esencia Divina en
cada uno debe de ser sentida y experimentada, no sonorizada. Es en el silencio
y la quietud donde podremos sentirla y darnos cuenta del sentido de nuestra
existencia.
Solo sintiendo
podréis entender estas palabras y la intensidad de nuestra naturaleza interior.
Sentid el Amor
en vuestros corazones. Cuando así sea, todo vuestro ser liberará lo que fue
para dar paso a quien es. Solo el Amor puede transcender nuestro ser y elevar
nuestra alma.
Amor es la llave de un mundo
mejor, el sentir la felicidad en nosotros y permitir que nuestro cuerpo se
libere de toda densidad.
Amor no es una palabra, es el
sentimiento de más alta vibración existente. Cuando sentimos “esta palabra”, el fondo de esta palabra, deja de ser
forma para convertirse en divinidad manifestada. Cuando así no es, se
malinterpreta y distorsiona según los intereses humanos de esta encarnación.
Sentir es el
umbral de tu liberación.
Que el Amor y
la Paz sean en cada uno de vosotros.