miércoles, 4 de diciembre de 2013

El Amor no toma partido

El Amor no toma partido, solo establece el equilibrio
Pedir a Dios por algo o alguien, es querer lo mejor para la situación o la persona sin que nadie padezca o pueda sufrir, queriendo decir que se ahorre el pasarlo mal.
¿Sabéis? Es bueno rezar, porque la energía que se crea es de compasión; todo y así, lo que podamos llegar a pedir, en un nivel concreto, solo beneficia a nuestros intereses para luego decir: “¿ves? Dios siempre te ayuda. Tú pide y Él te atenderá (según has expresado)”.
Muchas veces, tal como actuamos parece ser que Dios es algo o alguien en quien puedes confiar en momentos determinados cuando no sabes cómo resolver algo en tu vida. Algo ajeno a tu ser interviene para solucionar lo que se ha pedido.
Es cierto que cuando suceden acontecimientos, digamos milagrosos en nuestras vidas, es que algo ha sucedido dentro de la supuesta adversidad que nos encontrábamos.
Dios no es un héroe que se esconde para que no le veas pero que en momentos determinados aparece, a ti te parece verlo, notarlo o percibirlo, ayudándote en tu situación. En este caso es esperar que en determinados períodos de tu vida, lanzaras un S.O.S. al universo y Él viniera a ti y te sacara y solucionase la situación que estás viviendo.
Cuando hablamos de Amor, no podemos esperar que tome partido; dicho de otra manera, que se decante en su resolución, hacia nosotros.
El Amor no toma partido, solo establece el equilibrio
Solo la ignorancia puede distorsionar la visión de la vida y de uno mismo. Cuanto más alejado se está de nuestra alma, más malinterpretamos lo que sucede en nuestro entorno y nuestra vida. Pensar que algo o alguien puede interactuar a nuestro favor cuando lo necesitemos es haber cedido toda capacidad de amar en uno mismo. Es como querer decir: “como yo no puedo amarme porque atraigo y me hago vivir situaciones dolorosas, entonces, que venga alguien y me lo solucione.
¡Cuánta ignorancia al no abrir el corazón y empezar a recordar quiénes somos! El malestar creado por nuestro ser al no responsabilizarnos de nuestras vidas, nos lleva al dolor y sufrimiento emocional, mental, espiritual y físico.
Ha habido conferencias que he llegado a dar donde ha salido este aspecto. Pedimos y pedimos, y normalmente no recibimos. ¿Os habéis preguntado el por qué? ¿Por qué todo y así, continuamos pidiendo y pidiendo el cabo dónde cogernos para salir de la situación que estamos viviendo, y evitarnos el dolor de pasar por ahí y sentir el malestar en nuestro interior?
 
El Amor no toma partido, solo establece el equilibrio
 
Cuando queremos que el Amor sea en nuestra vida, o también dicho, que Dios intervenga a nuestro favor, estamos desprestigiando e infravalorando aquel quien en verdad somos. Estáis cediendo vuestro poder interior para que algo de fuera intervenga y os solucione vuestras supuestas adversidades.
Dios no está fuera de vosotros, sino que su esencia, que es el Amor, ¡sois vosotros!
Nuestra verdadera naturaleza es divina. Estamos preparados para sanar nuestro pasado, nuestro ser y materializar nuestra voluntad. Todo esto es posible si estamos conectados con aquel quien somos. Una bombilla no puede iluminar sino hay un interruptor que está conectado a la corriente. Si no hay corriente, no hay luz. De alguna manera, nosotros somos la bombilla y nuestra esencia divina la corriente eléctrica. Si no conectamos con nosotros mismos, nuestra verdadera naturaleza, no habrá luz en nosotros, ni descernimiento ni claridad para ver qué estamos viviendo y el por qué de lo que nos pasa.
Somos Amor, y cuando sentimos el Amor en nosotros, solo podemos esperar lo mejor. Cuando despertamos de nuestro letargo espiritual, más abriremos los ojos del corazón y empezaremos a ver la realidad de nuestra vida.
Tú eres AMOR, un Amor infinito, puro e incondicional, pero este solo se manifiesta si abrimos el corazón y empezamos a recordar quiénes somos; entonces, nuestro ADN empezará a modificarse para que seas consciente, activándose aquellas partes de tu potencial divino adecuadas para poder llevar a término aquello que has venido a hacer.
Si hay que pedir, alguna vez, algo, debería ser para que podamos sanar (a nivel del alma y nuestro ser) y poder llevar a término lo que hemos venido a hacer en esta vida, según lo acordado por nuestra alma.
Dios es la energía de este despertar en ti. No procede de algún lugar del universo. Todo el Universo es Amor, y tú también formas parte de él, del universo. Ábrete para adentrarte en camino hacia Dios, hacia ti. Tú eres parte del Dios Universal.
Buscamos y buscamos sin cesar. Esta búsqueda te lleva a ir más allá de tu ser, debido que te encuentras como aprisionado ante una situación concreta y no hay manera de liberarte de ella. No siempre indagamos en la dirección correcta. Tu corazón te habla y lo que sientes dentro de ti crees que puede ser solucionado fuera de ti. Esta es la mayor equivocación del ser humano, porque está fomentando su condición humana todavía más. Esta condición te hace pensar y sentir el dolor que hay en ti y la incapacidad de solucionar tu vida.
Nos estamos dirigiendo hacia la divinidad. Los tiempos que vivimos nos llevan hacia ella, entonces, ¿qué hacemos que todavía estamos pendientes de nuestro entorno o de algo ajeno a nosotros para estar bien?
Aquello que buscamos ya lo tenemos en nuestro interior. Aquello que pedimos, en el fondo, es la activación de nuestro verdadero ser para que “nos saque del atolladero” que vivimos.
Nosotros somos la Salida, Solución y Sanación de nuestras atracciones en nuestra vida. Eres un ser completo, entero y omnipotente. ¿Y sabes por qué?
Porque tú eres Dios manifestado en la materia, pero esta biología que ves reflejada en los espejos te confunde.
Recógete en tu corazón abierto, y desde allí vas a ver con claridad la situación armonizada y el camino a realizar hasta ella. ¿Y sabes por qué?
Porque tú eres Dios. Eres Amor. Eres parte de la Creación del Universo, y todo lo que en él existe procede de la Intencionalidad Divina del Amor. Es este Amor que hay en ti. Es Dios en ti.
El Amor no toma partido, solo establece el equilibrio
Que el Amor y la Paz sean en ti, amada divinidad.

No hay comentarios: