miércoles, 21 de noviembre de 2012

Desde la cima de la Creación



Los vientos soplan cada vez con más fuerza. Se avecinan los síntomas de los primeros cambios en la vida de muchos. No descartes que tú puedas ser uno de ellos.
En lo alto de la cima, donde el águila dibuja sus círculos encima de ti, más allá de tu presencia, puedo sentir las primeras manifestaciones del Gran Cambio anunciado. Años de esfuerzo se han necesitado para poder llegar hasta aquí. Incomprensión por aquellos que nos rodeaban, burlas, cierto menosprecio en sus palabras hacia ti y una infravaloración de nuestro ser, nos han llevado a una elevación del espíritu que residía en nosotros.
Mis sueños me han llevado a lo más alto en estos momentos para mi alma.
Siento la melodía celestial que apacigua mi ser, serenando mi espíritu i sintiendo la Unicidad y el Amor de donde procedo.
En lo más alto de esta cima contemplo la belleza de la creación y el silencio de la naturaleza, con la vida residente para alertar a mi consciencia conforme nunca se está solo. No solo mis hermanos de la naturaleza siento en mí, sino también, a aquellos otros hermanos procedentes de la Luz que me acompañan allí donde vaya. Ahora están aquí conmigo. Todo es serenidad, paz, calma y armonía.
Como almas celestiales sentadas en lo más alto de un acantilado, donde se divisa la representación del ser que soy, justo allí me encuentro con mis hermanos de la Luz, todos allí quietos, mirando como un nuevo día se alza para la comprensión y el caminar de los humanos. ¡Paz! ¡Absoluta Paz en nuestros corazones unidos!
Conmigo están los hermanos y maestros de la Luz que en su momento, y ahora, están tutelando mi alma en esta encarnación. Siento su presencia en mi y su Amor emanando de sus corazones hacia el mío.
Son momentos de encuentro para saber que los cambios deseados por cada ser humano han sido escuchados y puestos en vereda para su realización.
Hay un silencio profundo, sagrado entre nosotros, pero sintiendo el Hogar que todos somos en cada uno de los presentes. Es como una manifestación de todas las piezas de mi ser. Juntos, allí, sintiendo la unión de la Familia.
Giro mi cabeza y me veo rodeado por seres de Luz que me aman y me aceptan tal como soy, sintiéndose cada uno, contento, con gran alegría por estar allí con ellos.
Mirando a la lejanía, puedo ver en otros acantilados, otros seres como yo, rodeados de una gran luminosidad. También ellos están rodeados por aquellos que tutelen sus vidas y el Hogar.
Como esparcidos en las alturas, se ven concentraciones blanquecinas parecidas a la mía. Me alegro por ellos.
Desde aquí me doy cuenta como el mundo no está solo, así como bien sostenido por estas luces que representan los pilares de la nueva Tierra y la Humanidad.
De cuando en cuando nos damos cuenta que no estamos solos y juntos, en el silencio y la presencia, cada uno va radiando su luz y su ser allí donde se encuentra, transmutando en la discreción, la mayoría de las veces, la densidad terrenal en energías de alta vibración. No estáis solos. Legiones de ángeles están a vuestro lado y otros seres, procedentes de las altas esferas de Luz, guían vuestros pasos y os protegen de las adversidades que podáis llegar a vivir. Vuestros corazones son alertados y activados para discernir el camino adecuado para llevar a término vuestro papel en esta experiencia terrenal debido a vuestra intencionalidad.
Me satisface ver como somos más de los que nos pensamos para poder cambiar las energías de este amado mundo físico. Las consciencias van despertando del letargo invernal de los tiempos donde la dualidad se encontraba fuertemente enraizada en nuestro ADN.
El Despertar ha provocado la activación de las capas de nuestro ADN y nuestros archivos akásicos. Hay una evolución en el ser humano que le lleva a su plena consciencia divina, a abrir las puertas para conectar con el verdadero ser que es y su divinidad pueda ser, no solo activada, sino también, manifestada.
Nos dirigimos hacia un nivel vibracional más alto, más puro de nuestra amada Tierra (Gaia). Esta elevación es fruto, en parte, por el camino de Ascensión recorrido por los seres humanos en fase de transformación que la habitan. Somos parte de ella, y ella de nosotros.
Desde la cima donde me encuentro puedo sentir la conexión que hay en cada uno de los asistentes desde donde mi visión puede percibir. Mi sentir me lleva más allá de lo visible y veo como por doquier van emergiendo otros seres que hasta ahora se encontraban en la discreción y un segundo plano, abriéndose paso entre sus vivencias externas a través de la conexión con sus corazones.
Hay un gran y unificado latido del corazón de la Tierra y los que la habitamos. Empezamos a latir al unísono. Cuando todos se hayan unido a este ritmo procedente de la Creación y la Voluntad Divina, entonces, la Tierra se elevará hasta alcanzar el máximo nivel de armonía, paz y vibración. Entonces, los seres humanos dejaremos este lugar para ir a residir más allá de nuestras limitaciones físicas. Entonces ya no tendrá sentido vivir en esta dimensión.
Algunos todavía necesitarán acabar de experimentar en la tercera, pero no será en Gaia.
Desde donde me encuentro, no hay cabida dedicar momentos para este fin, porque sentir el presente es lo más importante para nuestra existencia. Sentir la presencia del Hogar en nosotros, como parte de él, nos abre las puertas de la comprensión con plena aceptación de lo sucedido y ocurrirá. El entendimiento es absoluto, percibiendo el amor en todo lo que se avecinará. Cada uno de nosotros será partícipe de lo que ha de ocurrir. Tu presente irá perfilando el nuevo paso a dar, por eso, desde el silencio y la quietud interior, vemos como todo se transforma en la máxima expresión de la Voluntad Divina.
Siento la aceptación del momento presente que todos los que nos encontramos en estas cimas sentimos. Hay una gran paz y serenidad en mi interior.
El Hogar es uno, y tú eres parte de él. Abriendo tu corazón te llevará a lo más alto de tu ser. Déjate llevar y no temas dejar ir y aceptar lo inesperado y lo nuevo. Es con lo nuevo que tu ser se elevará. Ves a tu centro y siente la paz y la calma dentro de ti. En ella elevarás tu alma.
Sólo hay un momento de poder, y éste, es el presente. Él te dará la felicidad tan anhelada.
No temas, porque no estás solo/a.

Desde mi corazón, mi ser y todos los que se encuentran ahora conmigo, te deseamos que el Amor y la Paz sean en ti. 

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