miércoles, 24 de octubre de 2012

Si Jesús volviera....


Alguien me contó, ya hace días, que si Jesús volviera a la Tierra, nos lo volveríamos a “cargar”. Este alguien es una persona muy religiosa, practicante diario.
Mi respuesta fue el silencio.
Desde su última encarnación como Jesús, a lo largo de la historia siempre ha sido así. Todo aquel que transmitiera un mensaje parecido a las enseñanzas del maestro o diferente a la Iglesia establecida, era condenado y muerto en la hoguera, crucificado, asesinado, y en el último siglo, encarcelado.
Todo reglamento de vida basado en una normativa y ritualística, desecha toda intención de cambio ante la vida, diferente a su manera de verla y aprendida. La Iglesia se incluye en este grupo.
Mi respuesta fue el silencio.
Cuando ponemos nuestra manera de vivir a una práctica y creencias subjetivas, basadas en una intencionalidad para el mayor bien de uno mismo o un grupo en concreto, se aleja de las enseñanzas transmitidas por Jesús. Él no perteneció a ninguna iglesia. Él no creía en las religiones, donde, si hubiera una, sería la del Amor, ninguna más.
Los intereses partidistas, en su momento, de un grupo social religioso, separó a la humanidad más cercana al declararla hereje, demoníaca o subversiva si no profesabas lo que ellos transmitían.
Así ha sido a lo largo de los siglos, pero todo cambia. Paralelamente a las religiones, ha ido brotando seres que han activado un despertar en su interior, conviviendo con los convencionalismos sociales e integrados en el silencio de su saber, dentro de unas sociedades fuertemente enraizadas a una dualidad.
Mi respuesta fue el silencio.
Estos seres humanos, iban despertando su consciencia, fruto de su libre albedrío y de ir a su interior, debido al desapego de su sociedad y manera de vivir. Creían que era posible otra diferente a la que vivían. De eso hace ya muchos años.
La religión es una limitación del ser humano para abrir las puertas de su divinidad. Cuando alguien quiere dar un paso más de lo establecido, recelan de él, e incluso lo infravaloran, menosprecian y todavía aún, aparece una burla hacia su persona.
Los tiempos van  cambiando. Si Jesús volviera ahora, según los religiosos ortodoxos, la iglesia lo volvería a marginar. No interesan cambios cuando el control se basa en unas pautas concretas a seguir. Toda normativa y estamentos limitan al ser humano.
Los tiempos evolucionan, y el ser existente en este amado planeta ha ido conectando con su espiritualidad. Religión y espiritualidad no van de la mano. Una controla y limita, y la segunda libera y nos permite ascender en nuestro proceso.
Querer tener la razón y la supremacía de todo conocimiento no permite llegar a ser quienes somos en verdad.
Querer convencer para atraer a los demás a nuestras creencias, solo es un afán de infravaloración personal para sentirnos importantes, fruto de nuestro ego, nuestros miedos.
A lo largo de la historia, se ha ido desechando lo diferente a lo establecido. Se ha atacado a todo aquel que no aceptara lo propuesto por los estamentos sociales, políticos o religiosos. Se le ha marcado de hereje, insubordinado, revolucionario o endemoniado. Ha habido otras palabras que huelgo decir para no potenciar su energía.
Incluso ahora, en nuestros tiempos, de cuando en cuando aparece alguien haciendo un comentario de este tipo. En el fondo siempre ha sucedido así según los cánones de la Iglesia. ¡Ha habido tantos seres “Jesús” que han existido y los han aniquilado o silenciado! No es nuevo que en los tiempos actuales donde todo se tambalea, la iglesia se empiece a plantear si vale la pena mantener todo su estatus reglamentario, flexibilizar algunos de sus puntos y maneras de obrar y manifestarse.
Cuando alguien está aferrado a unas creencias fuertemente convencido de ellas y practicante diario de sus rituales, mi respuesta a su comentario inicial fue de silencio. La palabra está para quien la quiera escuchar. Aprender a hacerla servir, es una de las virtudes del camino de la maestría, del aprendizaje de uno mismo hacia el verdadero ser que es.
Los tiempos evolucionan y están cambiando muy rápidamente. Las religiones más ortodoxas están tambaleándose y limitando a los seres que se marginan por sí mismos. Ellos pertenecen a una sociedad en concreto y ven como sus actitudes, intenciones y obras se van distanciando cada vez más de sus congéneres, de todos aquellos seres humanos que conviven con ellos o están a su alrededor.
Evolución es la palabra clave para la unión entre todos.
Flexibilidad y apertura son pasos necesarios para acercarse a los demás, y aceptarlos tal como son.
Liberación del ego y un corazón abierto son máxime para el acercamiento de la humanidad de unos con los otros. El miedo distancia, y el amor nos acerca. Todo aquello que nos aleja y crea jerarquía vertical, es fruto del miedo a no sentirnos valorados y ver a los demás como un enemigo potencial para nuestra evolución. Nada de esto es. Son señales de la no-consciencia. Los intereses creados hace siglos por la iglesia ya no tienen razón de ser. Jesús, su esencia, hace ya años que se encuentra entre nosotros. Él dijo que volvería, y estos son los tiempos anunciados. Él ya se encuentra entre nosotros, pero la ceguera de los miedos impide verlo. “No me busquéis en la carne” – anunció, porque es el espíritu que se manifestará. Así está siendo y cada vez más.
La espiritualidad está despertando en la mayoría de los habitantes de este planeta de una sola luna, en medio de una galaxia del universo. La energía crística ya está aquí, y esto hace que la Verdad y el Amor vayan apareciendo en los corazones y acciones de todos aquellos que han permitido el despertar de sus consciencias y el vivir desde el corazón y no desde la mente, el ego.
Mi respuesta ante tal comentario fue el silencio.
Los apegos nos distancian y limitan. La comprensión y la aceptación, que solo puede venir del corazón, nos permitirán ser uno con los demás y mostrar nuestro amor a todos aquellos que lo puedan necesitar. La aceptación desde la mente, es no querer saber nada del otro y cerrarnos fuertemente para que no nos influya. Es lo que se denomina coloquialmente: pasar de todo. No es esto lo que quiero deciros, sino la aceptación de las diferencias es lo que nos permitirá aprender y seguir nuestro camino desde el amor.
La espiritualidad os hará libres. La religión puede dar esperanza, pero todo queda aquí, con la esperanza, basada en la dependencia ajena. La verdadera libertad se encuentra en vuestro interior, no en una práctica ritualística diaria y el convencimiento que aquello que hacemos es lo mejor para todos, porque así yo lo creo.
Sentir la libertad interior es fruto de un corazón abierto y el desapego a todo lo existente.
El camino de la espiritualidad todo te lo da. La sanación es un hecho, y tu voluntad es manifestada con una vibración cada vez mayor de tus energías.
Tu divinidad solo puede ser manifestada desde la espiritualidad.
Busca en tu interior quien realmente eres, y encontrarás el mayor tesoro que puedas hallar: el Amor, el verdadero Amor, tu verdadera esencia que te producirá bienestar, paz y armonía.
Por eso, cuando alguien aferrado a sus creencias inculcadas te hace un comentario como este ser que os he comentado, mi respuesta fue el silencio.
Hablar con una piedra no obtienes respuesta, pero sí puedes sentir su alma en busca de Luz, la Unicidad con el Todo.

Que el Amor y la Paz sean en todos vosotros.

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