miércoles, 12 de septiembre de 2012

¿Qué ha cambiado?


Poder llegar a dar una respuesta, a veces es suficiente para notar que ha habido un aprendizaje. ¿Qué ha cambiado en mí?

En medio de la espesura religiosa que nací y empujado hacia la integración mayoritaria de mi entorno, quedé sumergido en una nebulosa mental y espiritual, creando a un ser tímido, con un gran sentido del ridículo y con un complejo de inferioridad, incapaz de valorarse según su interior clamaba.

Han pasado los años de aquellos tiempos donde mi ser se balanceaba entre el querer desaparecer del entorno donde me encontraba y el integrarme según las creencias establecidas, queriendo ayudar, siempre, a los demás.

Dirigente de dinámica de grupos, preocupación por el mundo infantil, comprendiéndolo y sabiendo exactamente qué necesitaba cada uno para no mostrar la rebeldía y pataleta manifestada cada dos por tres, creador de movimientos juveniles, maestro de escuela, profesor en diferentes áreas artísticas, etc., fueron algunas de mis experiencias en relación a los demás.

¿Qué ha cambiado en mi vida?

Fui perdiendo las hojas de mi pasado, como un árbol se libera de las suyas a cada estación para rebrotar con más fuerza la próxima vez.

Perdí los frutos basados en lo que fue de mí, reafirmando aquello que sentía. En todo momento fui protegido por Rafael y los ángeles de la sanación. Nunca he estado enfermo, aunque de huesos rotos, alguno he tenido, pero no ha pasado de aquí. Se restablecieron y continué con mi camino.

Ahora miro atrás y veo la desnudez de mi presente. Todo disfraz, máscaras, amarres, resistencias, ego y miedos, han ido cayéndose por el camino. Aprendí a no temer y a confiar. La vida me llevaba de aquí para allá y en cada nueva vivienda que iba habitando, parte de mí se desprendía.

Llegué a esta vida con una serie de capacidades y motivaciones, entendiendo ahora el por qué de ellas, debido que mis curiosidades personales me llevaron a conectar y expresar parte de mi pasado, vaciando parte de los lastres acumulados en otros tiempos.

Cuando miras atrás y te preguntas qué cambios han habido, sabiendo de tu momento actual, observando lo que fue desde la cima de un acantilado, te das cuenta que se ha producido una Liberación. El que fui ya no existe. El que soy es todo un potencial al servicio del corazón y la liberación de las almas.

Por el camino he tenido que ir cortando lazos que me ataban a una limitación del ser. La apertura a lo desconocido en mí propició el desencadenante del empezar a mover la rueda del cambio. Cuando me di cuenta que algo en mí reclamaba ser indagado, me adentré en el vórtice de empezar a fundir todas las capas de mi infancia y adolescencia, liberando parte del ser que ahora manifiesto. Las corazas empezaron a desaparecer, y a través del dolor de la soledad y la incomprensión de mi entorno, fue forjándose la Luz que ahora hay en mí. Fueron momentos donde mis emociones y sentimientos estaban desbocados en el silencio, y mi vida, excepto en momentos concretos, fue quitándome todo aquello que tenía como posesión material, lentamente, como una exquisitez del camino para llegar a una posible plenitud.

No había manera de tener una pareja estable, ni un domicilio para siempre. Nada de eso era posible en lo que fue mi pasado. ¿Cómo alguien que vive situaciones de este tipo, no ha de cambiar algo en su esencia? Todo comportaba un aprendizaje, ¡Si! un aprendizaje que me di cuenta que era tal, con el tiempo, y sobre todo, ahora que soy consciente que lo miro desde una nueva perspectiva.

Aprendí lecciones con los mejores maestros/as que la vida me podía ofrecer. Fui un afortunado, al no poder tener una relación de pareja con la persona que quería. La siguiente siempre era la que quería. ¡Bueno, ¿no creéis que había algo que no estaba funcionando? ¡Claro que sí! Llegó un día que empecé a darme cuenta que cada una de ellas me aportaba algo nuevo.

Tuve muchos altibajos en mi sendero laboral. ¡Bienvenidos sean! No hay nada mejor que momentos de escasez para llegar a la maestría. De la abundancia a la pobreza, del acomodamiento a la incerteza de saber qué será de ti a partir de ahora. ¡Cuánta lección y amor había en mi vida! A pesar de todo, continuaba levantándome cada día, atrayendo a aquellos seres que potenciaban mis dones para llegar a ser quien ahora soy.

Relajado desde la cima donde me encuentro veo como un nuevo día se alza ante mis ojos, dándome la bienvenida a él y sintiendo los regalos que tiene preparados para mí.

Mi vida ha cambiado ¡Desde luego que ha cambiado! Como se diría: ¡quién me ha visto y quién me ve! Cuando nos mostramos con la desnudez del amor arropándonos e irradiando la Luz de nuestro interior como faro en las tinieblas, entonces, es que alguien ya no es quien era. El ser de la dualidad ha abierto las puertas de su integridad. Al despojarnos, poco a poco, como la serpiente con su muda, queda un nuevo ser, más amoroso, elevando sus vibraciones para permitir que la mariposa pueda mostrarse con todo su resplandor a su entorno.

No queda nada de aquel chico tímido, inseguro e infravalorado por él mismo, sintiendo en su interior algo diferente en relación a su ambiente familiar y social.

Recordar fue su amuleto. Recordar quién era en verdad y tener la confianza plena que todo podía cambiar de un momento a otro no dejándose influenciar más por lo que oía a su alrededor. Recordar quién era, y más adelante, de dónde procedía fue primordial para liberar su alma y conectar con su divinidad.

Soy feliz. Entiendo la vida y ésta me ofrece los frutos de mi intencionalidad. Aquello que necesito me es dado. Las puertas de mi voluntad van presentándose ante mí y abriéndose, a la vez, a medida que me aproximo a ellas, y cuando las traspaso y me adentro, todo parece cambiar como si mi presencia fuera el detonador para que así sea. Esté donde esté veo mi potencial amoroso manifestándose.

Veo la vida y oigo las palabras de dolor y limitación de aquellos que ignoran las oportunidades ofrecidas por su corazón. He aprendido a aceptar y respetar. He aprendido a no intervenir sino me lo piden. He aprendido a ser yo aunque en mi entorno haya una tempestad.

Ahora hay calma y serenidad en mi interior. A veces me encuentro con el Hogar, conmigo mismo y siento la pureza de quienes somos y la verdad se presenta como la divinidad abrazándote y dándote la calidez de una Madre y la protección de un Padre. Padre y Madre en un solo instante, Uno con mi esencia, como parte del ser que ahora soy. Todo en mí y a través de mí. Uno con todo y todos.

¿Qué ha cambiado? Mi actitud ante la vida, basada en unos nuevos pilares de amor, confianza, fe, y sintiendo la divinidad en mí.

Recordar ha sido la llave para abrir las puertas del corazón que permite llegar  a la verdadera esencia que cada uno es. Cuando así es, sientes a Dios en ti y nada temes. Sabes que no estás solo, y que todo te será dado en el momento y lugar adecuados.

El aprendizaje te lleva a la sabiduría, y cuando esta empieza a aparecer en ti, el Cielo empieza a manifestarse en la Tierra.

Siento agradecimiento por todo lo vivido y lo que se me ha dado a cada instante, porque ahora, desde aquí, me doy cuenta que era lo mejor para mi alma.

Aprendí a estar solo y a sentirme bien conmigo mismo.

Aprendí a escuchar el silencio, a no juzgar ni criticar, a fluir y aceptar aquello me era dado en cada instante.

Aprendí a no preguntar y, sobre todo, a sentir.

Aprendí a…..responsabilizarme de mi vida y saber que era yo quien lo creaba.

Todo esto aprendí, y más sobre mi ser y las consecuencias que esto comportaba. Experimenté sin prisas, y la paciencia y la confianza me llevaron a la maestría de mi presente.

El camino continúa y mis pasos me llevan a nuevos lugares. Noto los cambios en mí, también, como alma encarnada. Los siento pero esta vez, soy yo quien sabe del proceso y el por qué. Ahora es mi consciencia que les abre las puertas y los acepta porque veo hacia donde se dirigen. Ahora, desde aquí donde me encuentro, no estoy solo y los que me acompañan del Hogar, nos sonreímos al echar una ojeada a lo que fui. Ellos se alegran y yo me siento un afortunado.

Pase lo que os pase en vuestra vida, no desfallezcáis. ¡Continuad adelante mientras vuestro corazón os aliente a hacerlo!

No hay nada que viváis que no podáis superar. Aceptad y aprended sobre vosotros porque sois vosotros quienes habéis llamado esta situación, esta persona o estos momentos. ¡No temáis! ¡No estáis solos aunque así os parezca! Nada más lejos de la realidad. Una cosa es la realidad, y otra la VERDAD. No os dejéis llevar por la realidad que os rodea, porque ésta está infundada por el miedo de la limitación humana. Id a vuestro interior y escuchad a vuestro corazón, porque él os llevará a la Verdad.

La sensación de libertad es inmensa.

La sensación de desapego, absoluta.

Me siento en Casa, en mí, ahora y aquí.

¡Yo Soy el Hogar aquí en la Tierra! 

Desde la cima donde me encuentro veo las almas elevándose, uniéndose y despertando de su somnolencia. Las diferencias unen, y la Luz en los corazones deslumbra cada vez más con su intensidad, irradiándola por doquier estén donde estén.

Desde el Hogar, solo hay Amor para el ser humano en proceso de Ascensión. Nada es lo que parece porque todo lleva la intencionalidad divina de la creación.

Ante esto, me despido por hoy, abrazándoos a todos, deseando desde mi corazón, que el Amor y la Paz sean en cada uno de vosotros.

 

 

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