jueves, 1 de septiembre de 2011

La manifestación del Maestro

A lo largo del proceso espiritual vivido, uno se da cuenta que el mundo en el cual se encuentra perteneces a una finalidad superior y que su presencia en esta dimensión tiene una finalidad divina.
A lo largo del trayecto de nuestra Ascensión nos damos cuenta que nosotros no somos de este mundo, pero nuestra presencia es primordial para que todo siga su curso.
Cuanto más nos adentremos en la consciencia, más puertas del entendimiento abrimos sobre el por qué de todo.
Llega un día que te das cuenta que a pesar de que continúas tu camino, has dejado de ser discípulo por naturaleza para convertirte en maestro del Corazón. Cuando así es, las rutinas desaparecen de tu vida y cada jornada es una bendición, una oportunidad de servicio a la Fuente Superior de toda Vida.
El Maestro siente la Unicidad con cada ser vivo y existente del universo. La consciencia sobre este hecho va más allá del saberlo. No lo sabe, ¡lo siente!
El Maestro ha dejado de saber porque ahora todo lo SIENTE.
El Maestro se levanta agradecido dándose cuenta de su papel en este nuevo día y en relación a todos los que le rodearán a lo largo de él. Sabe que su presencia aportará el grano de arena para que todos puedan ser ellos. Mirará a los demás y sentirá sus corazones. Mirará a los ojos de aquellos que le rodean y sabrá de sus interiores.
El Maestro espiritual no organiza ni estructura su vida, su agenda, sólo vive el presente. Este le llevará a su actuación ante la vida.
Cuando se levanta por la mañana sabe que aquel instante no es el primero de la jornada, son una continuación de los otros momentos de luna (noche). Durante la noche no desconecta. Los sueños le hablan, ayuda a entidades en astral, se comunica con los seres de Luz del Hogar. Él es consciente y se siente contento que así sea, porque nuestra naturaleza espiritual no se detiene en ningún momento.
Cuando llega el día que te das cuenta de tu maestría, percibes que tu vida ya no es como la de los demás, y que la función que estás haciendo en este planeta no tiene nada que ver con el azar de haber nacido en el seno de una familia concreta porque sí. Te des cuenta que todo tiene un motivo superior porque tu alma pueda seguir su curso y tú, llevar a término lo que has venido a hacer.
Cuando un Maestro se levanta, el día continúa y sabe esperar los momentos de quietud, sabiendo qué hacer cuando se encuentra en una encrucijada y debe de tomar una decisión. Cuando se encuentra ante alguien inestable o en medio de una situación supuestamente adversa, se mantiene sereno, calmado, dejando que la tempestad cese. Tiene la actitud adecuada para equilibrar su entorno.
Cuando el Maestro aparece, toda la vida cambia. Tus pensamientos son de de luz, tus palabras, sanadoras, consoladoras y de coraje; y tus manos y presencia, la divinidad manifestada. Tu Amor sana. Todo esto sucede porque no eres tú, el ser humano que se hace conocer, sino tu divinidad, Dios en ti, manifestándose a través de ti.
Te conviertes en la representación de la Divinidad Universal aquí en el planeta Tierra (Gaia). No piensas, no organizas, no parloteas, solo te dejas llevar por la voz de tu corazón y la guía angelical y divina de tu verdadero ser. Eres una representación del Universo, de la intencionalidad divina en esta dimensión.
El Maestro percibe el dolor de quienes le rodean, así como el camino para salir de él, sin tecnicismos, ni remedios intelectuales o psicológicos, sencillamente conectando con la verdadera naturaleza de nuestro ser. Sabe transmitir, a menudo sin hablar, la liberación de las creencias bloqueadoras que enjaulan al alma que padece.
La presencia de un Maestro es silenciosa, pero sabes que está. No se vanagloria, ni se hace ver, pero sabes de él. Se confunde entre la gente, y desde la forma es uno más de la calle. Camina como todos y es discreto en sus actos. Sabe estar en los momentos adecuados, teniendo la palabra justa cuando la necesitas.
El Maestro no habla mucho, porque sabe que su palabra está al servicio del Creador del cual todos procedemos. Siente el Amor dentro de él y se da cueta que este es el único camino a seguir, porque hemos nacido del amor, somos amor y solo el amor puede crear, hacer crecer y sanar.
El día del Maestro no es igual al de alguien cualquiera. Sabe de su papel, e incluso, lo que le espera. Sintiendo le lleva hacia el motivo de su despertar. Está de servicio en todo momento. No tiene unas horas de trabajo y luego descansa. El Maestro está en todo momento sirviendo a Dios, a su intencionalidad Divina. Esta actividad le regenera y le da coraje para seguir con lo que está haciendo. Siente que lo que hace es lo que ha de hacer, y a menudo, sus obras las realiza cuando está solo, en silencio. Necesita su espacio, su tiempo, porque así ha de ser, por eso a veces, desde la dualidad puede parecer alguien no integrado en el lugar donde se encuentra. Sus vibraciones no coinciden con las de su entorno. Normalmente son enviados a los lugares donde necesitan de él, encontrándose energías de más baja vibración para que Él pueda elevarlas y despertar a todos aquellos que habitan aquel lugar, aquella tierra.
Maestro es aquel que se predispone y expresa su Voluntad para que así sea, y después de años de formación muy precisa por parte del mundo de la Luz, entonces llega el momento que se le invite a manifestarse ante su mundo. Pronto en nuestro planeta se manifestarán Maestros de maestros que, aunque ya empiezan a ser conocidos, continúan en la discreción y en un segundo término para cuando todo esté en su lugar y llegue el momento de manifestarse al mundo. Serán la manifestación de la energía crística manifestada plenamente en su ADN, mostrando su divinidad con todo su resplandor. Son seres de una gran intensidad de Luz y puro Amor incondicional. Muchos de ellos todavía no parecen ser quienes son, pero así ha de ser para que puedan seguir su curso para cuando llegue el momento como fue con el Maestro Jesús, predecesor de los nuevos tiempos crísticos en los cuales nos encontramos.
La Tierra está cambiando, ¡y de qué manera! Las nuevas consciencias despiertan aceleradamente y en gran número. La tierra se está adaptando a las nuevas energías de alta vibración y el planeta se está regenerando y haciendo una poda para que la humanidad que la habita sepa vivir en armonía, tolerancia, paz, respeto y amor. El Maestro esto lo sabe, por eso no se asusta ante lo que sucede. No critica ni juzga a nadie, porque la intencionalidad de todo esto es divina. Él está conectado con su divinidad, y entiende el proceso, más allá de todo raciocinio humano. Siente la finalidad de todo en su corazón y se alegra que así sea y pase lo que está pasando.
El Maestro espiritual no es un ermitaño ni un metafísico pensando y haciendo “cosas serias” sin disfrutar de lo que la vida terrenal le ofrece. Sabe valorar lo que es importante y como cambiar su mundo, pero no sintiéndose superior a los demás, sino un igual como ellos, porque su humidad es sincera debido que no necesita hacerse ver porque sabe quién es él y de donde procede.
Cuando os encontréis ante un Maestro, os daréis cuenta que os encontráis ante alguien especial. Si lo sentís desde el corazón, os daréis cuenta de él. No siempre desde los ojos físicos pueden identificarse. Puede parecer alguien normal y corriente como cualquier otro, pero su mirada y su presencia le delatarán si dejáis que vuestro corazón os lo indique e identifique como alguien como vosotros que, en el fondo, también está siguiendo su camino.
No mitifiquéis a ningún Maestro. No lo idolatréis. Ellos no están aquí para que los idolatréis. Su función no es esta, sino transmitir el mensaje de los nuevos tiempos y el proceso de la humanidad desde el corazón y el acogimiento. Están aquí para ayudaros a reconocer vuestra divinidad y la relación con la Fuente Divina. Será uno de vosotros pero no actuará como vosotros, probablemente, a pesar de que todavía ingiera alimentos, descanse y le guste reír y expresar su sentido del humor. Éste no será como el vuestro, pero os sentiréis bien con él. Si abrís vuestro corazón os daréis cuenta que os encontraréis ante alguien especial por su Luz y su Amor.
El mundo los está esperando y sabe de ellos. No tardarán mucho en ser manifestados, cada uno en el continente que le sea designado. Todos aceptan su responsabilidad y el destino donde han sido destinados. Todos están siendo protegidos, amados, velados y guiados. Todos ellos tienen para lo que necesitan. Nada les falta porque el hogar los ayuda para que así sea. Son seres muy amados por el Hogar porque se manifiestan como la Voluntad del Padre/Madre aquí en la Tierra.
El Maestro sabe quién es y lo que ha venido a hacer. Sabe de dónde procede y el destino de la humanidad. Sabe del Dios que es y de la relación con el Universo, con todo y todos.
El Maestro, en el fondo, no es nadie especial, solo alguien que recuerda quien es y se ofreció para llevar a término lo que ha venido a hacer.
Estamos en buenas manos, no os preocupéis.
El mundo está cambiando, y los cambios que todavía se han de producir nos llevarán todavía más cerca de nuestra divinidad.
Todo va bien, porque en el fondo, dentro de ti hay un maestro esperando ser activado y poderse, así, manifestarse en tu mundo.
Pronto la Tierra se iluminará por la aparición de aquellos que hasta el presente han sido instruidos en la discreción por la propia mano de Dios.
¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!


Que el Amor y la Paz sean en ti.

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