jueves, 10 de febrero de 2011

Conexión Divina, la plena realización

He sentido la necesitad de hacer una reestructuración de mi actividad. Hasta ahora proponía una veintena de cursos y talleres de diferente índole relacionados con el camino del autoconocimiento y el despertar de la consciencia.
Dentro de mí he sentido la fuerza del cambio, como si hubiese llegado la hora de empezar según mis nuevos pilares. Todo lo que iba aprendiendo o se me facilitaba, bien a través del mundo de la Luz o de mi aprendizaje por la aplicación de una serie de lecturas, meditaciones o cursos realizados, quería transmitirlo porque notaba que no tenía sentido saber sin enseñarlo después a los demás. Por otro lado, no por más que propusiera, más actividad tendría, como así ha sido. La gente necesita sentirse atraída por lo que se le ofrece, y no todos están o han estado preparados para recibir lo que yo les ofrecía, todo y así, aquellos que asistían, sus vidas cambiaban.
Después de años me he dado cuenta que no es cuestión de ofrecer y ofrecer, si no es de interés de la gente o esta no está preparada para recibir el ofrecimiento que se le hace, aunque fuese la llave de sus vidas para ser feliz o sentir la paz dentro de ellos.
He hecho esta reestructuración, y me doy cuenta, después de toda la experiencia a lo largo de estos años, que lo más importante se encuentra dentro de cada uno, y que hay una esencia, una parte de nosotros desconocida que pertenece al mundo espiritual, y que cuando uno se adentra en ella encuentra los mejores tesoros que uno puede llegar a encontrar, y todos ellos son parte de lo que es. Le pertenecen y que han estado con él desde el nacimiento. Nadie nos ha hablado de esta llave maestra para la realización de nuestra vida y la plena felicidad constante para nuestro caminar. Nadie nos ha hablado de nuestro verdadero potencial para crear y vivir la vida que queremos o anhelamos.
Hay una parte dentro de cada uno que necesita ser presentada a su entorno, a nuestro entorno, y es el Dios que hay dentro de nosotros.
Me he dado cuenta y sentido que cuando conectamos con ella, con esta parte divina que todos llevamos en nuestro interior, nuestra vida se transforma en otra muy diferente a la que hemos estado viviendo y apegados durante muchos años. Cuando conseguimos conectar con ella, con esta parte divina, todo cambia y se transmuta en nuestro cuerpo, nuestro espíritu y nuestro entorno. Las sanaciones aparecen, el tiempo se detiene, los milagros hacen presencia, una perfecta salud se manifiesta de manera constante, si mantenemos esta conexión, y nuestra voluntad es materializada sólo con nuestro pensamiento, nuestra intencionalidad. Todo esto es posible si dejamos que Dios-en-nosotros pueda manifestarse libremente a través nuestro.
El ser humano está despertando de su somnolencia espiritual, y cada vez se siente más atraído por aquellos aspectos más ocultos de su interior. Cada vez habla más abiertamente de sus inquietudes espirituales y se da cuenta que parte de su entorno también le sucede lo mismo. Nos encontramos como si estuviésemos en un punto de camino donde hubiese de salir a la luz y mostrarse al verdadero sentido de nuestra existencia y dejar atrás la ignorancia en la cual se ha estado adosado durante todos estos años.
Es la hora de encontrar las respuestas que tanto tiempo nos hemos estado cuestionando y mirando de encontrarlas. Como un campo de violetas y margaritas, juntas, parece como si empezasen a despuntar los primeros pétalos que darán color y belleza al campo y a la naturaleza en la cual se encuentran. Es la hora de despertar y darnos cuenta cual es nuestra verdadera esencia y potencial. Nuestra divinidad está esperando que le abramos la puerta de nuestro corazón para mostrarse y poder llevar nuestra vida hacia aquello que hemos venido a hacer. Dejarnos ir y abrirnos sin temor es una manera práctica de empezar a lanzarnos al vacío, como se dice.
La respuesta a la vida eres tú. Tú eres el sentido de la existencia. Tú eres el universo aquí a la Tierra. Todo el universo está regido por la mano de Dios. ¿Dónde está Dios en ti?
Este es el camino a seguir para encontrarlo, sentirlo dentro de nosotros y dejarlo manifestar. Entonces, nos manifestaremos con todo nuestro majestuoso resplandor.
El mundo necesita de nuestra íntegra divinidad. Sólo entonces tú serás tú, y la gente de tu entorno y toda la humanidad se beneficiarán de tu coraje mostrado para abrir las puertas del verdadero ser que eres.
A lo largo de los años me he dado cuenta que la vida solo tiene un camino, el del amor, el de contactar con el Dios que hay dentro de nosotros y permitir que se muestre por allá donde estemos.
La experiencia y la instrucción recibida desde el mundo de la Luz me han llevado a darme cuenta que mi actividad es mostrar el camino para que “los Dioses” de la Tierra puedan ser manifestados y sentidos.
Una vez así sea, todo es posible. Las limitaciones desaparecen, y las consciencias despiertan al sentir el amor, la paz, la armonía y la serenidad en tu vida. Uno es feliz al mostrar al sanador que hay en él y al Maestro que cada uno es. Las capacidades de sanación, también para ti, no solo para los demás, así como un inmenso bienestar se potencian en cada ser.
Sólo existe amor en nosotros, y es este amor que nos permite realizar nuestra voluntad, una con la voluntad del universo. Es esta voluntad que permite sanar y crear con nuestra intencionalidad. Sentir nos hará abrir las puertas del autoconocimiento y la sabiduría.
Recuerdo que es sabio aquel que conoce a Dios, a sí mismo.

Que el Amor y la Paz sean en todos vosotros.

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