jueves, 25 de marzo de 2010

Claridad


Andando por la vereda de los nuevos tiempos, llegué a un punto donde la espesura del bosque desapareció, presentándose ante mí, un espacio infinito donde la luz y la sensación de apoyo, protección y amor impregnaron cada una de mis células.
Mis ojos pudieron ver la inmensidad de nuestro ser al percibir el potencial que cada uno puede llegar a ser. Los obstáculos de momentos anteriores desaparecieron ante mi visión. La vereda por la cual avanzaba hacia mi iluminación se convirtió en una amplitud celestial donde la único que podían verse eran seres de Luz por doquier y una gran sensación de paz, abrazado por una plena sensación de bienestar y amor.
Me encontraba en medio “de Todo”, donde yo era parte de Él y Él parte de mi. Todos teníamos cabida en la acogida de la comprensión, donde todos somos Uno y la Fuente Creadora de toda Vida parte de nosotros, porque nosotros éramos, a la vez, esta Fuente Amorosa de la cual todos procedemos.
El Amor y la sensación de Unicidad, Paz y Amor inmensas. Es en estos instantes interiores cuando nuestra comprensión va más allá de los cinco sentidos y nuestra mente racional, atravesando las limitaciones humanas y conectando con nuestra esencia multidimensional y recibir y entender información llegada más allá de nuestras experiencias terrenales.
Me encontraba en medio del Todo cuando me di cuenta que nada debía de temer porque estábamos siendo guiados y protegidos hacia nuestro mayor bien, donde nuestras almas se elevarán hacia una vibración superior a la actual. Todo estaba en perfecto orden y harmonía. Tú eres más que tus conocimientos e inculcaciones sociales a lo largo de los años. Todo esto no tenía ningún sentido en el estado que me encontraba. Yo no era todo aquello aprendido con la mente, sino que mi corazón almacenaba la sabiduría de nuestra existencia. Su voz resonaba por cada espacio de mis células. Todo yo irradiaba Luz y Amor. Dios se manifestaba en mí. En el estado verdadero de conciencia, siempre ha habitado en nosotros. Yo era Yo. Yo soy Yo. Yo soy Dios, Uno con todo y con todos.
Sois seres divinos más allá de vuestras connotaciones humanas. Sois Luz y Amor, y el mundo de Luz está de vuestro lado. No estáis solos y nunca lo habéis estado.
Vuestra vida consiste en ir tomando conciencia de vuestra divinidad, en recordar quienes sois en verdad e iros quitando la venda que nos impide darnos cuenta del proceso de evolución de nuestra alma y el papel que cada uno representa para el mayor bien de la humanidad y el planeta.
Sois parte del firmamento. Sois la esencia del Todo, … de Dios.
Yendo a nuestro interior podremos ver la llave de nuestro camino hacia la Ascensión.
Sólo desde la calma, el silencio y la quietud podremos escuchar la sabiduría de nuestro interior a través de la voz de nuestro corazón, donde las puertas de la intuición y la percepción nos permitirán enderezar nuestro camino hacia la manifestación de nuestra divinidad para traer el Cielo a la Tierra.
Tú eres este Cielo Supremo.
Tú eres perfección infinita.
Tú eres Amor.

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