miércoles, 12 de agosto de 2009

La ola

Tengo la suerte de vivir en un pueblo costero. Tengo el mar allí mismo y casi cada día puedo pasear a su lado viéndolo y sintiéndolo dando música a mi caminar y acunando mi espíritu a lo largo de todo el trayecto.
Hace años que le tengo como compañero y la inspiración producida en mí ha permitido serenar mi mente, mis emociones, mis sentimientos y florecer la creatividad de mi ser.
Un día, paseando cerca de él, me di cuenta de uno de sus aspectos: las olas. Sí, ¿os habéis fijado en una ola, desde que nace hasta que se deja ir a la playa? Cuando hace mal tiempo y el viento sopla con más o menos intensidad, según éste, la ola se hace más o menos grande. ¿Os habéis fijado en esto? ¿Os habéis dado cuenta del por qué y el hecho de producirse justo ante vosotros?
A más viento, más crece la ola. A peor tiempo, más presencia hace mostrando su espuma espesa en lo alto de la cresta. A medida que se va acercando a la playa, la cima blanca va rindiéndose a lo que ha de ser y deja de mostrarse para liberarse de una imagen que ya no puede mantener mucho tiempo más. Una ola es el impulso de supervivencia del agua de mar cuando se le presiona o impulsa hacia la inestabilidad, pero todo y así continua con su belleza. A más viento, más se alza. Sobrevive.
De alguna manera, al ser humano le pasa lo mismo. Cuando se siente acorralado, o la vida parece darle la espalda, él ha de mostrar todo su resplandor y fuerza interior para vencer la situación. Ha de ser él. Puede ser un mecanismo de defensa, pero conseguirá llegar a allí donde debe de llegar si se deja ir. Cuando la ola se encuentra en su estado más álgido, procura mantenerse el máximo tiempo posible, pero finalmente desfallece y deja de aparentar ante las supuestas adversidades, dejándose ir, acariciando la arena de la playa con sus aguas, la vida con su fluir.
Las olas son grandes maestros para los humanos. Observadlas y aprended de ellas. Abrid los ojos hacia vuestro entorno y observaréis las aguas del mar como os hablaran de vosotros. Sólo es necesario que abráis el corazón y os daréis cuenta que estáis rodeados de grandes maestros, y la mayoría de ellos son naturaleza.
Sé como la ola. Fortalécete en los momentos más críticos de tu vida, y déjate ir por el proceso, porque el mismo impulso que te ha llevado a mostrar tu majestuosidad, te sacará de allí, manteniendo tú, la calma y la serenidad en todo momento.
Déjate llevar por el flujo de la vida, siendo tú… como una ola.

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