miércoles, 14 de enero de 2009

Ser libre


El ser humano vive inmerso en unas costumbres y un ritmo de vida que con los años, le han ido marcando una manera de pensar, actuar y vivir. Continúan pasando los años y todo aquello que se le inculcó debido a los condicionamientos de su entorno familiar y social, ahora se encuentra integrado en cada una de sus células. La identificación es tal, que uno llega a ser su entorno, no él. Hay quien se resiste a aceptar lo que ve y escucha, y éstos toman una actitud de encierro y rebeldía con lo que le rodea. Tampoco llega a ser uno mismo.
Éstos últimos se definen como libres, pero su actitud no así lo manifiesta debido a un estado de defensa constante para que su entorno no le invada y altere, sintiéndose mal y descolocados. Uno llega a encerrarse en sí mismo para no ser atacado y herido por las influencias externas. Con el tiempo llega a acostumbrarse a este estado interior y actitud ante la vida, consiguiendo sentirse bien debido que “está siendo él/ella”.
Esta defensa está basada, generalmente, en el resentimiento, la ira, y un dolor procedente de un pasado. La rebeldía sólo es una actitud externa para no dejarse manipular por aquello que ve que no es lo correcto para uno mismo. Esta incomprensión del por qué “los mayores” quieren que haga esto o aquello, hace que la persona se encierre en sí misma y adopte la actitud de ataque, contestación o indiferencia, según cada uno.
Vamos creciendo más, teniendo presente en no caer en lo que los demás hacen, estando a la defensiva de lo que puedan llegar a decir o inculcar, y no en ser uno realmente. Lo primero crea dolor, porque representa lucha. Lo segundo representa bienestar, porque sería una actitud de naturalidad. La primera postura sería la intervención de la mente; mientras que la segunda, la intervención del corazón. ¿Quién es más libre, el primero o el segundo?
Debido a la incomprensión, falta de afecto y estima de pequeños, la persona, a medida que va creciendo, va cerrando su corazón, llegando a encarcelarlo de tal manera que ha llegado a perder la llave para abrir el cerrojo con el cual lo ha cerrado. La persona, entonces, se vuelve dura, estando a la defensiva constantemente ante la vida para no dejarse manipular, queriendo hacer siempre aquello que quiere y aferrándose a sus ideas, aunque estas sean limitadoras. Todo y así, el ser humano se adapta a todas las situaciones y es capaz de vivir con el dolor integrado en él mismo sin darse cuenta hasta que cambia de actitud y entonces se da cuenta que se encuentra mejor, más relajado y con un mayor bienestar.
Esta situación podría representarse como la metáfora de un huracán.
La persona se siente amenazada por él (el entorno). Llega un momento que este le atrapa y sufre por lo que vive. Toda su vida es un desconcierto y no llega a controlarla hasta que llega a un punto que se adapta a la situación poniendo un poco de orden. Ha llegado al centro, al ojo del huracán. Aquí parece que haya calma y la persona se siente mejor. Parece como si ya hubiese puesto orden en su vida y todo fluyese, pero lo que no sabe esta persona, es que se encuentra atrapada en medio de este huracán. Se ha encerrado en ella misma. Ha cerrado su corazón sin darse cuenta, pero los miedos, la rebeldía, continúan allá con ella. Allá donde va el huracán, allá va ella por no salirse del centro donde parece que todo lo tenga controlado.
El ser humano está atrapado. Cree que es libre pero su miedo le impide manifestarse tal como es. El dolor de su pasado es tan grande que se ha encerrado en sí mismo y por eso no quiere salir del ojo del huracán. Su aparente libertad le oprime el corazón cada vez más hasta que la vida le da una oportunidad para que deje su dolor y sea libre de corazón.
A veces nos creemos que somos libres, pero solo nos encontramos dentro del huracán. Tenemos miedo de salirnos de él porque no conocemos lo mejor que la vida nos tiene preparado, porque nunca hemos sentido el verdadero amor en nosotros. Nos da miedo abrir nuestro corazón y sentir la plenitud de lo que es amar y sentirnos amados, sin condiciones, justo como nosotros hemos soñado que nos amen.
La libertad se encuentra fuera del ojo del huracán, no en su interior. La libertad aparente es un estado ilusorio que nosotros identificamos como la realidad, cuando ésta es muy diferente. ¿Quieres conocerla? Abre tu corazón y no tengas miedo de todo lo que la vida tiene preparado para ti.
Muchos seres viven engañados dentro de su mundo, su ojo de huracán. Piensan que son felices y que por fin se sienten bien, pero cuando alguien les propone dar un paso más hacia su felicidad, a menudo, dependiendo de su grado de encierro y dolor vivido en su pasado, lo rechazan, padeciendo todavía más en su vida. Después dicen: “con lo bien que yo me encontraba y ahora éste, o esta situación, me descentra.”
No os engañéis porque la verdadera felicidad no se encuentra en el encierro, sino en la obertura de vuestro interior sin condiciones. Abriendo vuestro corazón llegaréis a percibir el inmenso amor que os rodea y está allá para vosotros. Solo estando abiertos podréis daros cuenta de él.
Mientras queráis interpretar vuestro entorno desde el dolor interior, distorsionaréis la visión de la vida y os crearéis más dolor, resentimiento, encerrándoos todavía más.
Dejad que el amor sea en vosotros y salid del ojo del huracán. Tendréis que dar un paso firme para liberar el dolor que fue en vosotros, pero ahora nos encontramos en unos nuevos tiempos de materialización, amor y felicidad. Ábrete para vivir estos maravillosos momentos que este año 2009 te está ofreciendo para ti, tu vida y la humanidad. Deja que lo que fue se aleje de ti, y tu corazón y tú, podáis volver a ser aquel ser maravilloso que siempre has sido, pero esta vez, libre, sintiendo el calor del amor en todo tu ser y espíritu.
La libertad consiste en ser tú, no en aparentar ser.
Que el Amor y la Paz sean en ti.

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