miércoles, 12 de noviembre de 2008

Ante un espejo

Nos miramos al espejo, y quizás no siempre nos agradamos o reconocemos a aquel/lla que tenemos delante.
¿Alguna vez os habéis preguntado qué es lo que veis realmente cuando nos encontramos ante un espejo? ¿Cuál es la parte donde nuestros ojos se dirigen con la primera mirada ante un espejo? Pensad por unos instantes en qué os fijáis ante aquel ser parecido a vosotros. Si la primera impresión es que no os gusta, o ya no os atrevéis a mirarlo, o incluso, vais directamente al pelo, la nariz o la barbilla,…. No estáis mirando en la dirección correcta.
Si cuando os miráis fijáis vuestra mirada en vuestros ojos, estáis viendo al verdadero ser que sois. Contempla los ojos, la expresión de aquel/lla que te está mirando. ¿Te gusta? ¡Perfecto! ¿No te gusta o no puedes mantener la mirada? Entonces, en estos casos, es cuando más necesita de ti aquel que se encuentra ante ti. En estas situaciones es cuando no debes apartar los ojos y decirle que le amas y que no se preocupe porqué todo irá bien. Decirle una y otra vez, le dará la confianza la seguridad y la estima que necesita. Cuando mires a los ojos de quien tienes delante estás viendo al verdadero ser que eres. ¿Te gustas mirándote a los ojos? Si solo te gustas cuando tu mirada no coincide con la del otro es que hay alguna cosa en tu vida que no va bien. Cuando uno solo se gusta a través de la forma, es señal que se ha alejado de uno mismo, de su alma; pero si uno se siente bien mirándose a los ojos, ¡enhorabuena! porque podría ser que volvieses a ser tú, el verdadero ser que eres, aceptándote y dejando que el amor sea en ti.
Ante un espejo no hay tiempo, ni pasado ni futuro, solo existe el presente, tal como eres tú en estos momentos y tu esencia se ve reflejada y manifestada a través de tus ojos. ¿Qué ves en ellos? No dudes de que todo lo que puedas ver se refiere a ti. Sabiéndolo, si hay alguna cosa que no te gusta, puede ser el momento de decirte: “Hoy es el primer día del resto de mi vida”, y empezar a abrir las puertas de la liberación de aquel que hay en ti aprisionado desde hace tiempo con ganas de mostrarse al mundo tal como es.
¿No crees que vale la pena que así sea? Ponte ante un espejo i dite:
“Yo soy el verdadero ser manifestándose ahora y aquí. Te quiero”
Háblale de la manera más tierna y amorosa que sepas, como le hablarías a un niño o a una niña pequeña buscando a alguien que le diga que le ama y en busca de un gran abrazo. Así le has de hablar. Dile aquello que necesita oír, y háblale suavemente, desde el fondo de tu corazón, sabiendo que aquello que tanto necesita tú le puedes dar.
Quizás ha llegado la hora de amarnos un poco más y dejar atrás el dolor que tanto tiempo nos ha dado de la mano.
Cuando te mires al espejo, mira a aquel/lla que se encuentra ante ti, y con el amor que tu sabes, dile en voz alta:
“Te amo y te acepto tal como eres.”

No hay comentarios: