miércoles, 1 de octubre de 2008

Ser libre

El ser humano vive inmerso en un ritmo y costumbres de vida, que con los años le han ido marcando una manera de pensar, actuar y vivir. Continúan pasando los años y aquello que se le inculcó debido a los condicionantes de su entorno familiar y social, ahora está integrado en cada una de sus células. La identificación es tal que uno llega a ser su entorno, no él mismo. Hay quien se resiste a aceptar lo que ve y oye, y éstos toman una actitud de encierro y rebeldía con que le rodea. Tampoco llega a ser uno mismo.
Éstos últimos se definen como libres, pero su actitud no así lo manifiesta debido al estado de defensa para que su exterior no le invada y le altere, sintiéndose mal y “descolocados”. Uno llega a encerrarse en sí mismo para no ser atacado y herido por las influencias externas.
Con el tiempo llega a acostumbrarse a este estado interior y actitud ante la vida, consiguiendo sentirse bien debido que “está siendo él/ella”. Esta defensa está basada, generalmente, en el resentimiento, la ira i un dolor vivido en su infancia, juventud, o en otro momento de su pasado. La rebeldía solo es una actitud externa para no dejarse manipular por aquello que ve que no es lo correcto para uno mismo. Esta incomprensión del por qué “los mayores” quieren que haga esto o aquello, hace que la persona se encierre en sí misma y adopte la actitud de ataque, contestación o indiferencia, depende de cada uno.
Se crece más teniendo presente en no caer en lo que hacen los demás, a la defensiva de lo que le puedan llegar a decir o inculcar, y no en ser realmente uno mismo. Lo primero crea dolor, porque representa lucha. Lo segundo representaría bienestar, porque sería una actitud de naturalidad. La primera postura es la intervención de la mente; mientras que la segunda, la manifestación del corazón. ¿Quién es más libre, el primero o el segundo?
Debido a la incomprensión, falta de afecto y estima de pequeños, la persona, a medida que va creciendo va cerrando su corazón, llegando a encarcelarlo de tal manera que se ha perdido la llave para abrir el candado con el que lo ha encerrado. La persona se vuelve dura, a la defensiva constantemente en la vida, para no dejarse manipular, queriendo hacer siempre aquello que ella quiere y aferrándose a sus ideas, aunque éstas sean limitadoras. Todo y así, el ser humano se adapta a todas las situaciones y es capaz de vivir con el dolor integrado en sí mismo sin darse cuenta hasta que cambia de actitud y entonces se da cuenta que “ahora se siente mejor, más relajada y con un mayor bienestar”.
Esta situación podría representarse como la metáfora de un huracán.
La persona se siente amenazada por él (entorno). Llega un momento que éste le atrapa y padece por lo que vive, Toda su vida es un desconcierto y no llega a controlarla, hasta que llega a un punto que se adapta a la situación poniendo un poco de orden. Ha llegado al centro, al ojo del huracán. Aquí parece que haya calma y la persona se siente mejor. Parece como si ya hubiera puesto orden en su vida y todo fluyese, pero lo que no sabe esta persona, es que se encuentra encerrada en medio del huracán. Se ha encerrado en su misma. Ha cerrado su corazón sin darse cuenta, pero los miedos, la rebeldía, todavía continúan allí con ella. Allí donde va el huracán, allí va ella para no salirse del centro donde parece que todo lo tiene controlado.
El ser humano está atrapado. Cree que es libre, pero su miedo le impide manifestarse tal como es. El dolor de su pasado es tan grande que se ha encerrado en sí mismo y por eso no quiere salir del ojo del huracán. Su aparente libertad le oprime su corazón cada vez más, hasta que la vida le da una oportunidad para que deje su dolor y sea libre de corazón.
A veces nos creemos que somos libres, pero solo nos encontramos dentro del huracán. Tenemos miedo de salir fuera de él porque no conocemos lo mejor que nos depara la vida, porque nunca hemos sentido el verdadero amor en nosotros. Nos da miedo abrir nuestro corazón y sentir la plenitud de lo que es amar y sentirnos amados, sin condiciones, justo como nosotros siempre hemos soñado que nos amaran.
La libertad se encuentra fuera del ojo del huracán, no en su interior. La libertad aparente es un estado falso que nosotros lo identificamos con la realidad, cuando ésta es otra muy distinta. ¿Quieres conocerla? Abre tu corazón y no tengas miedo de lo bueno que la vida te tiene preparado para ti.
Muchos seres viven engañados dentro de su mundo, su ojo del huracán. Piensan que son felices y que por fin se sienten bien, pero cuando alguien les propone dar un paso más hacia su felicidad, a menudo, depende de su grado de encierro y dolor recibido en su pasado, lo rechazan, padeciendo todavía más en su vida. Luego dicen: “¡con lo bien que yo me encontraba, y ahora éste, o esta situación me descentra!”.
No os engañéis porque la verdadera felicidad no se encuentra en el encierro, sino en la apertura de vuestro interior sin condiciones. Abriendo vuestro corazón llegaréis a percibir el mucho amor que os rodea y está ahí para vosotros. Solo abiertos, podréis daros cuenta de él. Mientras queráis interpretar vuestro entorno desde vuestro dolor interno, distorsionaréis la visión de la vida y os crearéis más dolor, resentimiento, cerrándoos más todavía.
Dejad que el amor sea en vosotros y salid del ojo del huracán. Tendréis que dar un paso firme para limpiar el dolor de lo que fue en vosotros, pero ahora nos encontramos en unos nuevos tiempos llenos de materialización, amor y felicidad. Ábrete para vivir estos maravillosos momentos que este año 2008 te está ofreciendo para ti, para tu vida y toda la humanidad. Aprovecha esta oportunidad porque una como ésta ya no volverá a presentarse. Deja que lo que fue se aleje de ti y tu corazón, y tú, puedas volver a ser aquel ser maravillosos que siempre has sido, pero esta vez, libremente, siento el calor del amor en todo tu ser y espíritu.
La libertad consiste en ser tú, no en aparentar ser.
Que el amor y la paz sean en ti.









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