miércoles, 22 de octubre de 2008

Iceberg


Paseando por el camino del bosque que se dirige a la cueva, me paré y me senté en unas rocas que se encontraban a mi derecha. Parecía encontrarme en un firmamento lleno de vida. Mis sentidos captaban los sonidos de los pájaros y las aguas del riachuelo que se encontraba unos metros más allá de donde me hallaba. Mi vida necesitaba un buen descanso después del camino realizado hasta ahora y recuperar y recuperar una etapa por la que tanto tiempo he estado planificando.
Sentado para absorber un sorbo de reflexión y serenidad, permití que mi esencia pudiera recuperar aquello que le pertenecía. La brújula me indicaba que la dirección que estoy tomando es la correcta, pero lo que no constaba es cuando llegaré. Esto depende de mi preparación y mis capacidades. Ahora me encontraba en medio de un trayecto dejando que mi mente y me corazón ser relajen y se llenen de la paz y la armonía de este lugar.
Llevo tiempo en el camino, y cada paso que avanzo me doy cuenta de lo mucho que todavía me queda para hacer, todo y así, a medida que voy avanzando tengo la sensación de encontrarme más cerca de lo que tiene que ser. Me encuentro en medio de un proyecto divino y yo soy pieza fundamental en la materialización del Gran Plan.
Cierro los ojos y abro mis sentidos pudiendo captar la belleza de mi entorno. Es curioso como con los ojos cerrados uno puede “ver mejor”. Uno se da más cuenta de todo lo que sucede en su entorno, en el lugar donde se encuentra. Cuando abres los ojos, a pesar del bienestar que crea lo que ves, no llega a corresponderse exactamente con lo que acabas de sentir. Sólo es una aproximación. Aquello que ves sólo es una parte de la plenitud que uno puede llegar a sentir, por lo tanto, nuestra visión física es una muestra de la gran belleza y magnificencia en la cual nos encontramos y somos. Cuando te encuentras ante un paisaje que te deja atónito por su grandeza y majestuosidad, piensa que tú eres parte de él y que eres mucho más de todo aquello que estás viendo. ¿Te das cuenta de cuánta belleza hay en ti? Cuando cierras los ojos y lo ves todo con los ojos del corazón, entonces puedes captar la plenitud el lugar donde te encuentras. Cuando sientes en tu interior y ves con los ojos abiertos, entonces te das cuenta que nada es lo que parece y que todo es mucho más de todo lo que has pensado hasta ahora. La vida que vives solo es una parte de tu existencia. Es como un iceberg, donde tan solo una novena parte se manifiesta en el exterior, pero aquella parte que ves está apoyada por una sólida base y unos buenos cimientos para manifestar lo que es.
Tu vida solo es una parte de lo que tu eres realmente. No te juzgues, no te critiques, y no te enfades, porque todavía no tienes todos los conocimientos que necesitas saber para darte cuenta de lo que está pasando. Cuando más te vayas conociendo, más entenderás tu existencia y el por qué de todo. Es necesario empezar a caminar hacia este sentido, y entonces nos aceptaremos más como somos y empezando a disfrutar más de la vida. Mientras no sea así, nuestra vida podrá tener momentos puntuales de placer, dando permiso la malestar para que reine nuestra vida, siendo nuestra sombra hagamos lo que hagamos.
Sentado en la roca que me encontraba sentía la plenitud de mi existencia en cada célula de mi cuerpo. Me sentía unido con lo que me rodeaba. ¡Había tanta paz! Sabía que debía de continuar. La sensación que tenía de unicidad, ¡¡¡era tan grande!!! Era parte de aquel rincón de la naturaleza. Suspirando profundamente me incorporé para continuar mi camino. Tenía un buen calzado y estaba preparado para adentrarme un poco más hacia lo que he venido a hacer al respirar por primera vez cuando nací.
Mis pasos seguían la dirección de mi destino. Sé hacia donde me dirijo y la belleza que voy observando cautiva y da coraje a mi fortaleza y a mi empeño para llegar a la plenitud espiritual.
La vida me sonríe cada vez más, a medida que avanzo, dándome muestras de la veracidad de mi sabiduría interior. Siento la fuerza de creación dentro de mi y no puedo hacer nada más que manifestar mi agradecimiento al Padre por todo lo que estoy recibiendo en estos momentos.
Avanzo según mi voluntad y lo que tiene de ser según la Intencionalidad Divina. Nada debo de temer. Todo lo tengo y nada me falta.
Un ser humano avanza por el camino siguiendo la voz de su corazón, confiando y abierto de corazón y espíritu, siguiendo la directriz de su sabiduría interior. A medida que se va alejando del lugar, su Luz se intensifica y su brillantez se hace más notable.

Tú eres este ser. Deja que tu corazón te guíe y reposa cuando lo necesites para recolocar las piezas en su lugar. Sigue aquello que tu corazón te dicte y no tengas miedo de tomar el camino que sientes que debes de seguir. Ha llegado la hora de mostrar al mundo tu plenitud y lo que has venido a hacer. Deja que todos vean al verdadero ser que eres.
Camina abrazado/a a aquello que sientes en tu interior y permite que el Amor que hay en ti allane tu camino.
Tú eres amor y la fuente creadora de lo que ha de ser.

No hay comentarios: