domingo, 14 de septiembre de 2008

La gota de lluvia

Una vez, una gota de lluvia descansaba en una nube esperando el momento adecuado para dejarse caer e ir a parar al lugar que ella creyese era el más idóneo.
En su viaje conoció a otras gotas, que como ella, se preparaban para dejarse ir. Llegó un momento que la nube se abrió y todas cayeron menos nuestra gota que se resistía dejarse ir porque era ella quien quería elegir el mejor lugar para caer.
Desde encima de la nube veía como sus compañeras de viaje regaban los campos que divisaba desde donde se encontraba. Nuestra gota se aferró a la nube no queriendo caer.
Pasaron las horas,¡y nada!, no veía ningún lugar que le gustase. Se hizo de noche, continuando encima de la nubosidad esperando el momento adecuado porque quería dejarse ir cuando ella lo creyese conveniente.
Viajó toda la noche, y un nuevo día despuntó. Era un día maravilloso. El sol parecía que quisiese ser el protagonista de aquella nueva jornada. Debido a sus rayos, el sol empezó a calentar a aquella nube, y poco a poco, la gota se fue secando hasta desaparecer.

Las personas a veces queremos hacer las cosas a nuestra manera, cuando las oportunidades que se nos brindan ya son la mejor manera para nosotros. Tanto esperamos y esperamos que éstas pueden desaparecer de nuestra vida y entonces nos quejamos y decimos que la vida no nos sonríe.
La vida nos da todo aquello que necesitamos en aquel momento, pero no siempre nos dejamos ir, como nuestra gota, y al final, podemos perder el tren, este tren que nos llevará hacia nuestro mayor bien y el de los demás,… hacia la felicidad.

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