miércoles, 25 de junio de 2008

El lado soleado de la calle

Había amanecido un día soleado. El cielo, ausente de toda nube fotográfica, mostraba un color de tonalidades azuladas donde el sol bostezaba anunciando nuevas oportunidades.
La agenda del día era para tenerla presente, adentrándome en un nuevo día que el universo me había brindado cuando todavía, las calles, empezaban a despertar y a prepararse para recibir una nueva vida a punto de hacerse notar.
Pasaron las horas, y me di cuenta que a mediodía ya había hecho la mayor parte de la actividad laboral de aquella mañana. Al ver que tenía tiempo antes de ir a comer, decidí ir a pasear un rato por aquellas calles que me eran tan familiares. Al girar una esquina, me di cuenta de dos registros bien diferenciados en aquella calle en la cual me adentraría. Había dos partes, y en una transitaba mucha más gente que en la otra.
Aquella calle tenía dos aceras, pero bien diferenciadas para poder sentir la diferencia de una con la otra. La mayoría de la gente pasaba por el lado de más penumbra, mientras que por el lado soleado de la calle poca gente se veía. Entonces decidí andar por la parte que daba el sol. Sentía su calidez y protección de unos rayos procedentes de nuestro sol en medio del universo.
Me sentía a gusto. Siendo invierno como era, unos buenos rayos, un buen calor siempre van bien. Mi paso era tranquilo, saboreando cada sensación de esta parte soleada de la calle. Valía la pena encontrarse en este lado. Todo el cuerpo se sintió alimentado por el calor de nuestra estrella más cercana, creadora de fe y esperanzas.
Así es la vida del ser humano. Por propia voluntad decide qué camino elegir y de qué manera avanzar. A veces nos quejamos porqué no nos sentimos a gusto como somos, o donde estamos, o donde hemos ido a parar. Si te encuentras “destemplado” sólo es necesario que tomes una decisión: pasar al otro lado de la calle donde toca el sol. Allí recibirás el calor que deseas y necesitas. ¿Qué no lo ves claro? Pues busca la Luz para darte cuenta de tu presente y ver por donde “andas”.
En la vida hemos de buscar la luz en todo momento para saber qué camino seguir. A menudo, el ser humano anda por la parte más oscura de la calle sin darse cuenta que al otro lado hay una acera que le permitirá sentirse bien. Está tan acostumbrado a andar por la oscuridad que no recuerda que puede cambiar su vida, habiendo una de mejor para disfrutarla. Solo es necesario cruzar la calzada para llegar al otro lado de la calle, y allá “verá”……. y sentirá.
Por cierto, ¿y tú? ¿Ya andas por el lado soleado de tu vida? ¿No te sientes bien? Pues probablemente estés avanzando por la parte más oscura. Solo se requiere manifestar tu intencionalidad para llegar a encontrar un lugar donde cruzar de un lado al otro y sentirte abrazado por la calidez y el calor de la Luz.
Tú perteneces a la Luz.
Escucha a tu corazón que a ella te llevará.

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