domingo, 29 de junio de 2008

Los verdaderos maestros y sanadores

Una vez, ya hace años, leí unas palabras en relación a los verdaderos sanadores que habitaban el planeta Tierra. Decían así:

“….. han dedicado su vida a sanarse a sí mismos para alcanzar estados de conciencia más elevados, y están dispuestos a sanar el mundo compartiendo este conocimiento con otros.”

Estas palabras deberían de servir de lección a todos aquellos de vosotros que en algún momento habéis querido mostrar vuestra “sabiduría” y habéis querido convencer a alguien que lo que estaba haciendo no estaba bien, porqué vosotros creíais tener la verdad, la razón.
También querría transmitiros unas palabras que las escuché en su momento en relación ante la vida:

“La forma era correcta, pero no la actitud. Había de cambiarla.”

A vosotros os digo, a vosotros que estáis leyendo estas palabras:

Antes de querer ayudar a alguien, ayudaros primero a vosotros mismos, y entonces, sabréis como hacerlo de la manera más adecuada de cara a los demás para el mayor bien de todos.
No debéis de querer ayudar a los demás imperiosamente. Primero ayúdate a ti.
No debéis de querer dedicaros a hacer un mundo mejor. Primero dedícate a ti.
No quieras convencer a nadie. Primero acéptate a ti.
No quieras tener razón. Primero escucha la sabiduría del silencio en ti.
No debes de pretender ante los demás que tú lo haces bien. Primero reconoce tus miedos y limitaciones, y entonces, trabájatelas.
No te fijes en las diferencias. Primero ÁMATE y verás las semblanzas.

Cuando así sea, entonces dejarás de querer responsabilizarte de los demás y tomarás la responsabilidad que te corresponde en tu vida. Entonces sabrás que la verdadera sanación y maestría proceden de tu discreción y tu interior.
Cuando así sea, entonces y solo entonces, empezarás a mostrar la verdadera sabiduría que hay en ti. Entonces, y solo entonces, empezarás a sanar.
El camino del Autoconocimiento y el Despertar de la Conciencia te hace dar cuenta que cada uno es responsable de su vida y que el amor se encuentra dentro de cada uno, el verdadero motor de todo equilibrio y bienestar.


No te fijes en las diferencias. Primero ÁMATE y verás las semblanzas.

miércoles, 25 de junio de 2008

El lado soleado de la calle

Había amanecido un día soleado. El cielo, ausente de toda nube fotográfica, mostraba un color de tonalidades azuladas donde el sol bostezaba anunciando nuevas oportunidades.
La agenda del día era para tenerla presente, adentrándome en un nuevo día que el universo me había brindado cuando todavía, las calles, empezaban a despertar y a prepararse para recibir una nueva vida a punto de hacerse notar.
Pasaron las horas, y me di cuenta que a mediodía ya había hecho la mayor parte de la actividad laboral de aquella mañana. Al ver que tenía tiempo antes de ir a comer, decidí ir a pasear un rato por aquellas calles que me eran tan familiares. Al girar una esquina, me di cuenta de dos registros bien diferenciados en aquella calle en la cual me adentraría. Había dos partes, y en una transitaba mucha más gente que en la otra.
Aquella calle tenía dos aceras, pero bien diferenciadas para poder sentir la diferencia de una con la otra. La mayoría de la gente pasaba por el lado de más penumbra, mientras que por el lado soleado de la calle poca gente se veía. Entonces decidí andar por la parte que daba el sol. Sentía su calidez y protección de unos rayos procedentes de nuestro sol en medio del universo.
Me sentía a gusto. Siendo invierno como era, unos buenos rayos, un buen calor siempre van bien. Mi paso era tranquilo, saboreando cada sensación de esta parte soleada de la calle. Valía la pena encontrarse en este lado. Todo el cuerpo se sintió alimentado por el calor de nuestra estrella más cercana, creadora de fe y esperanzas.
Así es la vida del ser humano. Por propia voluntad decide qué camino elegir y de qué manera avanzar. A veces nos quejamos porqué no nos sentimos a gusto como somos, o donde estamos, o donde hemos ido a parar. Si te encuentras “destemplado” sólo es necesario que tomes una decisión: pasar al otro lado de la calle donde toca el sol. Allí recibirás el calor que deseas y necesitas. ¿Qué no lo ves claro? Pues busca la Luz para darte cuenta de tu presente y ver por donde “andas”.
En la vida hemos de buscar la luz en todo momento para saber qué camino seguir. A menudo, el ser humano anda por la parte más oscura de la calle sin darse cuenta que al otro lado hay una acera que le permitirá sentirse bien. Está tan acostumbrado a andar por la oscuridad que no recuerda que puede cambiar su vida, habiendo una de mejor para disfrutarla. Solo es necesario cruzar la calzada para llegar al otro lado de la calle, y allá “verá”……. y sentirá.
Por cierto, ¿y tú? ¿Ya andas por el lado soleado de tu vida? ¿No te sientes bien? Pues probablemente estés avanzando por la parte más oscura. Solo se requiere manifestar tu intencionalidad para llegar a encontrar un lugar donde cruzar de un lado al otro y sentirte abrazado por la calidez y el calor de la Luz.
Tú perteneces a la Luz.
Escucha a tu corazón que a ella te llevará.

lunes, 23 de junio de 2008

Amnesia espiritual

El ser humano, en el momento de nacer entra a formar parte de un flujo, el cual le llevará a las oportunidades para su mayor bien. Cuando entra a engrosar la densidad de la ignorancia, observa y se da cuenta que lo mejor que puede hacer para vivir es imitar y hacer caso a todo aquello que, de pequeño, se le ha ido diciendo y repitiendo una y otra vez. Tantas veces ha oído ciertas expresiones y ha visto otras tantas actitudes, que finalmente piensa que lo mejor que puede hacer, es aquello que su entorno le ha estado indicando día tras día de su existencia terrenal.
¿Por qué se llega al punto de dejar de ser él y seguir a los que le han acompañado desde su nacimiento? Cuando alguien intenta una y otra vez manifestar su individualidad y ve que no es la misma que la de quienes le rodean, o que cuando hace lo que cree que debe de hacer no es comprendido y rechazado, entonces, con las semanas, meses y años, dejamos de querer ser nosotros y nos adaptamos al mundo en el cual hemos venido a parar. Cuando empezamos a aceptar las ideas de los demás como nuestras, entonces empezamos a anularnos y a dejar que la inconsciencia aparezca. Cuando la amnesia espiritual hace presencia, estamos permitiendo que el dolor y el sufrimiento entren en nuestra vida, y con el tiempo, manifestaremos el papel de “hacernos la víctima”.
Ahora ya sois adultos y nos encontramos en tiempos de grandes cambios. ¿Por qué no decides, también tú, dar un paso hacia este sentido? Con el cambio de milenio hay unas nuevas energías instaladas en el planeta Tierra, y éstas permiten que todos aquellos que lo deseéis, podáis dejar atrás una vida llena de malestar y adentraros en otra que os dará una mayor cualidad de vida, independientemente del momento que estéis viviendo cada uno en estos instantes. Sí, ahora es posible volver a los tiempos que “vosotros erais vosotros” aquí en la Tierra.
Solo hay un camino, y éste es el del autoconocimiento, el camino del amor. El despertar la conciencia os permitirá adentraros en el camino de vuestra verdadera esencia, y cuando así sea, solo lo mejor podéis esperar de vosotros, de la vida. Son momentos de dejar atrás aquello que ya no nos sirve para ser nosotros y atraer, solo, los regalos y las oportunidades llenas de amor que la vida nos tiene preparado.
Desde el amor del corazón deseo que tengáis la fortaleza y el coraje de ser vosotros en todas vuestras obras, actitudes y decisiones.
Abrid vuestro corazón para sentir la presencia del Padre en vosotros, amados ángeles. ¡Despertad y adelante! La puerta está abierta.


miércoles, 18 de junio de 2008

Quejas humanas

Una vez, un hombre, cansado de la desgraciada vida que llevaba decidió subir al cielo y pedir cuentas a quien sea por la situación de todos sus años hasta el presente.
Mientras se iba elevando se dio cuenta que los árboles y las casas se iban empequeñeciendo bajo sus pies. El enfado que llevaba era notable, y pensaba pedir explicaciones al encargado por haberlo pasado mal en el mundo en que vivía. A medida que se acercaba hacia la entrada del cielo, vio a la Tierra hacerse pequeña, dejando atrás las nubes que, estando en ellos no podía ver el firmamento. Ahora se encontraba en la infinidad del silencio. iluminado por la claridad de la presencia del sol mucho más allá de donde se encontraba. Elevándose y adentrándose en el vacío, que desde la Tierra se denomina cielo, llegó a un lugar donde había un entrada con un cartel que decía: “QUEJAS HUMANAS”. El hombre atravesó aquel umbral y se encontró con una gran cola de seres humanos, que como él, tenían la misma intención. Había de todas las razas y religiones. Quiso ver donde se encontraba el primero de la cola, y hubo de esforzarse para poderlo distinguir.
A medida que iba acercándose hacia la ventanilla, vio como todo aquél que se presentaba para protestar, se iba contento y aceptando las palabras dichas por quien le atendía. Todos se iban con una sonrisa en los labios y corriendo para volver a la Tierra.
Todo me resultaba extraño, pero en mi interior, iba pensando que diría cuando llegase mi turno: “que qué se habían creído el darme una vida como aquella, que si se pensaban que nosotros éramos muñecos con los cuales podían hacer lo que quisieran, que no había derecho en darme, a mi, una situación mísera y hacerme vivir todo lo que había vivido hasta ahora, que es injusto que unos tanto y otros tan poco o nada, que yo no he pedido venir a un mundo como el de la Tierra, y que hagan el favor de llevarme a un mundo mejor del que estoy, que allí no se puede vivir, que…….”
Haciendo estas reflexiones me di cuenta que ya me tocaba. Ante mí había un ser con una sonrisa dócil y una mirada profunda y afable. Toda su expresión era bondadosa y serena.
Él me miró esperando lo que yo le debía de decir, pero por momentos, no supe que decirle. Me quedé mudo, y por un instante no pude increpar a aquel ser que se encontraba ante mí. Me daba cuenta que ahora yo era el primero de la cola de espera pero parecía como si estuviera aislado, sintiéndome insonorizado con los de mi entorno, que eran muchos. Parecía como si solo nos encontrásemos aquel ser de aspecto de bonhomía y yo. Nadie más podía oírnos, como si estuviéramos solos. Por fin, recuperé nuevamente mi estado interior y de desconcierto por mi vida, recordando porqué me encontraba allí, ante quien podría, seguramente, darme una serie de explicaciones y resolver mi situación. Recordé porqué me encontraba allí y dije, medio enfadado, medio desconcertado:
- Quiero hablar con quien ha permitido que viva como lo estoy haciendo en la Tierra. Es injusta la situación que estoy viviendo y no hay manera de ser feliz. Todo son preocupaciones y nada me sale bien. Quiero hacer una reclamación y hablar con quien lo tenga que hacer para que esto no pase más.
Entonces, por arte de encantamiento, aquel hombre desapareció y me encontré ante mí mismo, diciéndome:
- ¿Me han dicho que quieres hablar conmigo?
¡Rayos! No podía creerme lo que estaba viendo: ¡¡¡era yo!!!. Me fregué los ojos y me quedé quieto no sé cuanto tiempo, intentando entender lo que había pasado y que lo que veía solo eran alucinaciones mías.
- No, no soy una imaginación – dijo aquel que era yo. Tu quieres hablar con quien pueda solucionar y cambiar tu situación en el planeta Tierra, y aquí me tienes. ¿Para qué querías verme?
- (Como pude y desconcertado porqué no entendía lo que me estaba pasando, dije): ¿Cómo te llamas?
Ahora sí que quedé totalmente paralizado cuando oí su nombre: ¡¡¡se llamaba como yo!!! Entonces continué diciéndole:
- ¿Me puedes decir que está pasando? Es algún programa tipo “cámara oculta”, ¿verdad? ¿Quién eres tú realmente?
- ¿Tú querías cambiar con quien te pudiera ayudar a cambiar la vida que llevas, no?
- (En silencio asentí con la cabeza)
- Pues bien, yo soy este que tú buscas. Dime, ¿de qué te quieres quejar?
- ¿De qué quiero quejarme? Tú, supongo, debes de saber la vida que llevo. Debes de saber que no hay nada que me salga bien, y continuamente tengo problemas de todo tipo porqué no hay manera de salirme de una situación que la llevo conmigo desde que tengo uso de razón. No es justo. No se puede vivir así. Estoy harto de no poder vivir como quiero. Esto no es vivir, por lo tanto, vale más no vivir. Es inaguantable. Sufriendo por todo y para mantenerme en vida. ¿Me puedes decir porqué vivo así, eh? ¿Me puedes decir tú porqué se me ha dado esta vida cuando hay otros que lo tienen todo y la vida les es mucho más fácil vivirla, teniendo para todo lo que necesiten y deseen?¿Me puedes decir porqué me pasa esto y no puedo hacer nada para cambiarlo? (Después de una pequeña pausa, nuestro ser humano continuó diciendo): Me siento ridículo hablando ante mí – dijo en voz baja – ante éste que tenía delante. Estoy hablando conmigo mismos, ¡qué locura!
- (Como si el yo que tenía ante mi no hubiera escuchado lo que le había dicho, me preguntó): ¿Cuál es su verdadera queja?
- ¡¿¡Pero que no lo has oído, te lo acabo de decir!?!
- No, sólo estabas quejándote por la vida que estabas llevando, pero no has definido el motivo por el cual has venido hasta aquí.
- Que estoy harto de la vida que llevo. No la quiero porqué solo me trae penas y desgracias. Todo son problemas y no quiero tener más. Quiero vivir una vida placentera y rodeado de riquezas. No quiero sufrir más.
- ¿Qué puedo hacer yo por ti?
- Tú sabrás, ¿es tu trabajo, no? ¿No eres tú quien puede ayudarme a cambiar de vida? Por eso he venido.
- ¿Crees que no vives una vida placentera y llena de abundancia?
- ¡¿Tú estás loco, o qué!? ¿Tú me ves la cara que tengo? ¿Me estás tomando el pelo o qué? (Y desesperado y enfadado le contestó): Por favor, avisa con quien pueda hablar y solucionarme lo que te he dicho, ¿de acuerdo? No me hagas perder más tiempo. ¡Sólo me faltabas tú, ahora! – dijo casi en voz baja.
- Muy bien, ahora le aviso.
Entonces el que tenía delante desapareció y al cabo de unos segundos volví a ver a alguien ante mí: ¡¡¡volvía a ser yo!!!
- ¿Es una broma, no?
- No, nosotros no hacemos bromas. Tú quieres hablar con quien pueda ayudarte y yo soy éste que estás buscando.
- ¿Pero tú eres el de antes, no?
- Sí y no. Yo soy ….. (y dijo mi nombre).
- ¿Quieres hacer el favor de no tomarme más el pelo? – dijo muy enfadado y casi chillando.
- ¡Mira esto!
Me enseñó unas imágenes mías en un monitor, unas imágenes de mi vida, que eran momentos en los cuales yo me sentía bien y era feliz. Eran imágenes de mi infancia y juventud, cuando conocí a la persona que le di mi primer beso porqué la amaba. El monitor me iba enseñando momentos de mi vida donde yo era feliz y me sentía bien conmigo mismo. También me mostraba instantes donde había ayudado a alguien y yo me sentía lleno de gozo porque había sido útil para alguien necesitado.
Estas imágenes me hicieron sentir bien, relajando mi corazón y mi espíritu. Incluso me mostró un momento que yo decidí por propia voluntad, pensar que los otros podían conmigo, sintiéndome muy poca cosa. Sí, incluso estas imágenes que yo decidí ser víctima de mi vida. Podía haber tomado otra decisión, pero no, dejé que los demás hiciesen de mi lo que quisiesen.
A continuación aparecieron unas imágenes como si fuese una película y yo me encontrase en el cielo a punto de venir a la Tierra, en el momento de nacer. Se me mostró momentos antes de venir al mundo, lo que sería la vida que había decidido tener, como si yo ya supiese la vida que viviría. Era maravillosa, llena de aprendizaje y ocasiones para sentir amor en mí. Vi, también, las oportunidades de poder ayudar a muchas personas una vez estuviera en vida (la que empezaría).
Por momentos sentí la plenitud en mí y lo mucho que representaba el hecho de aparecer en el planeta Tierra y vivir como un humano, dentro de un cuerpo, y como a través de él, poder acercarme a personas que necesitaban de mi presencia para continuar sus caminos. Me di cuenta de la importancia de venir a este mundo y el papel que representaría para muchas personas, y a pesar de mi carácter contestatario y rebelde, lo importante que sería para mi alma ser presente en estos momentos de la historia de la Tierra.
Momentos antes de descender y aparecer a través de un parto, también sentí el amor que había en mí y que no estaba solo. Amigos invisibles serían conmigo en todo momento, y aunque yo no los viese en vida, continuarían estando allí y ayudándome a recordar.
Todo esto lo vi, o mejor dicho, lo sentí en mi interior, como si lo que viera en aquel monitor sucediese dentro de mí en aquel instante. Fue muy extraño.
Me quedé quieto, en silencio, recordando todo lo que había sentido y visto. Por momentos me olvidé del porqué me encontraba allí, y una nueva energía me rodeó. Me sentía como encerrado en mí mismo con un poco de esperanza y sabiduría como si todo fuese para mi mayor bien.
En estos momentos se me juntaron muchas emociones y sentimientos a la vez. Uno de ellos era como si todo fuese temporal, y que aquello que yo me pensaba que era, no era; y que aquello que yo me pensaba que no era, era. Quizás no sé si me he explicado lo suficientemente bien, pero era esto lo que sentía. Entonces mi mirada se fijó en aquel que se encontraba ante mí, al otro lado del mostrador, dándome cuenta que yo y solo yo, podía tomar la decisión y tenía la capacidad de cambiar mi situación. Ahora entendía el por qué: “yo me había presentado ante mí, diciéndome que era yo quien me podía ayudar a cambiar mi situación”. Por momentos me pareció como si se hubiese encendido una luz y me permitiera verlo todo muy claro.
Dentro de mí sentí una fuerza que no había sentido hasta aquél momento. Me sentía capaz de cambiar aquello que, en el fondo, no me pertenecía porqué formaba parte de una vida ilusoria que yo me había creado.
Quien tenía ante mí, me sonrió, y yo le correspondí. Recordé lo que había de hacer en la Tierra, de bueno, quizás sin ser consciente del todo, pero que lo quería hacer. Rápidamente salí de la cola para volver al planeta de donde había venido.
El último que se había puesto a la cola de espera parecía enfadado y con una cara malhumorada. Parecía lleno de rabia cuando vio irse, con poca nitidez, al primero de la cola, corriendo hacia la salida.
Con cierto tiempo de espera, llegó a la ventanilla donde le atendió un ser con una sonrisa dócil en la boca y una mirada profunda y afable. Toda su expresión era bondadosa y serena. Él lo miró esperando lo que le quería decir, pero por momentos, el ser humano no supo que decirle. A continuación recordó porqué era allá y dijo enfadado:
- Quiero hablar con quien permite que viva como lo estoy haciendo en la Tierra. Es injusta la situación que estoy viviendo y no hay manera de ser feliz. Todo son preocupaciones y nada me sale bien. Quiero hacer una reclamación y…….

El resto de la historia ya la conocéis.

domingo, 15 de junio de 2008

Encarándose con los miedos

Los miedos son una de las tres fieras que el ser humano debe de encararse y hacerle frente. Es un proceso en el cual, uno libera su pasado y se muestra ante su presente y futuro con lo que sencillamente es: Él, sin máscaras ni protecciones.
Cuando te muestras ante tu presente, desnudándote de todo aquello que hasta ahora te has ido apoyando por miedo a caer y estrellarte contra el infortunio de lo desconocido, cuando dejas de lado tus muletas, pensando que no puedes avanzar sin ellas, aparece la inseguridad al pensar: “¿y ahora qué? ¿qué será de mi? ¿qué me pasará? ¿lo perderé todos?”….. y tantas otras preguntas en el silencio de tu interior, es que has abierto la puerta del camino para llegar a ser tu.
Dudas y más dudas que pueden llegar a descolocarte se manifiestan en este presente de desarmamiento.
Se ha de ser valiente para encararse con sus miedos , pero solo los valientes llegarán a ser ellos y poder vivir en la más absoluta felicidad y amor.
He conocido personas que muestran sus resistencias a dejarse ir y liberar sus miedos. Éste es uno de los grandes retos que el ser humano tiene para conectar con su espiritualidad. Todos deberán de llegar a ella, y el tiempo que se tarde dependerá de cada uno, de sus miedos, de las influencias de su pasado, de las resistencias a dejarse ir y columpiarse en los brazos del bienestar.
¿Qué es la espiritualidad? El camino del bienestar interior, y éste comporta adentrarse en el autoconocimiento, para sentir la verdadera esencia que cada uno es: Amor. Para llegar a él hemos de dejar de identificarnos con nuestro pasado con lo que nuestra mente nos dice que hemos de hacer. Hemos de pensar que el contenido de nuestra mente está basado en la limitación y las pautas mentales adquiridas cuando éramos pequeños, por lo tanto, aquello que nuestra mente nos puede ofrecer por sí sola, es básicamente limitación, subjetividad, y esto comporta dolor, sufrimiento y estancamiento. Aprender a controlar la mente es la segunda fiera que hemos de hacer frente en nuestra vida.
A medida que uno va conociéndose va perdiendo los miedos, porque se da cuenta que estas son ilusorias y solo son el fruto de la sensación de encontrarnos ante lo desconocido, la novedad, solos, y esto nos hace sentir indefensos y desprotegidos. El ser humano se ha acostumbrado ha vivir en el dolor, y entonces, inconscientemente, pedimos nuestra dosis diaria para mantenernos integrados en el mundo de la forma, de la imagen y las apariencias.
Todo es ilusión si nos basamos en los aspectos terrenales. El miedo no existe desde la visión y la actitud espiritual ante la vida. Cuando más nos aferramos en los aspectos que constantemente nuestra cultura, sociedad, e incluso la escuela de nuestra infancia o la universidad de nuestra juventud, cuando más nos identificamos en ellos, más limitados nos sentiremos como seres espirituales que somos, porque todos ellos se basan en tradiciones y contenidos transmitidos generación tras generación. ¿No creéis que la vida ha cambiado? Aquello que era, ya no es ahora. El mundo ha hecho grandes cambios, a pesar de todo, la enseñanza, la educación y la visión de la vida continua siendo la misma que hace un siglo atrás. Aquello que fue, ya no tiene lugar en el nuevo espacio de la vida. No podemos alimentarnos de los restos de comida que ayer echamos a la basura. El ser humano necesita darse cuenta quien es él realmente y no quien se piensa que es.
Hay un nuevo y mejor alimento para todo aquel que quiera alimentarse en los nuevos tiempos. Aquel que tome la decisión de adentrarse en las nuevas energías que hay actualmente en el planeta, podrá llegar a estabilizar su caminar abrazado al mayor bienestar que nunca haya podido imaginarse, pero para llegar a él, debe de dejar atrás toda resistencia y miedos. Éste es el verdadero camino de toda liberación y evolución: el no identificarse con la propia mente y no tener miedo en dar los pasos que su corazón le dicte. Cuando más nos conozcamos, más sabremos quienes somos, y más pronto nos atreveremos a dejar ir el miedo que hay en nosotros, debido al hecho de creernos todo lo que hemos llegado a escuchar y a ver en nuestro entorno desde pequeños. El mundo de la terrenalidad crea limitaciones por el hecho de creernos limitados y no estar capacitados para ser nosotros.
La tercera gran fiera que todo ser humano ha de hacer frente, es la ignorancia espiritual. Cuando más alejados de nuestra alma estemos, más sufriremos en nuestra vida, y el dolor regirá nuestros pasos. Conocernos nos permitirá ser libres y sentirnos libres. Conocernos abrirá las puertas de nuestra verdadera esencia y poder manifestarse en su máximo esplendor. Entonces, y solo entonces, serás tú. Mientras, debes de seguir un camino, y esto representa un proceso, y no todos están dispuestos, ni preparados en estos momentos, en llegar hasta el final.
No tengáis miedo a perder el miedo, y conectar con vuestro corazón que él os dirá que deberéis de hacer a cada instante para llegar a un paso más allá de vuestro andar. Hacedle caso y no temáis porque no estáis solos, a pesar que os dé esta sensación en momentos determinados. El mundo de la Luz y personas de vuestro entorno están presentes para daros la mano y poder llegar a ser vosotros.
No temáis y expresad en voz alta:
"Yo puedo, Yo Soy, Yo Soy capaz de ser yo. Libero todo aquello que ya no me sirve para crear la vida que quiero. Yo Soy una fuente de fuerza, coraje y amor, y es este amor que hay en mi que me permite crear mi absoluto bienestar según creo que debo de vivir. Yo Puedo, Yo Soy, Yo Soy Yo".

miércoles, 11 de junio de 2008

Corazones resentidos

A veces me pregunto al sentir los corazones de aquellos que se acercan a mi, el por qué se tiene tanto miedo a abrir el corazón. Estos seres encerrados en sí mismos para no sentirse dañados nuevamente otean y se resguardan de su dolor anterior, no atreviéndose a abrir su corazón. Así, se encuentran protegidos de todo posible dolor que pueda llegar a venir. Siento compasión por ellos, porque me doy cuenta y siento su verdadero dolor y limitación por el solo hecho de encerrarse en sí mismos. El miedo, a menudo inconsciente, enraizado en nuestra memoria celular no nos permite sentir el amor en nuestras vidas.
Se viven experiencias donde no siempre acaban como uno querría. Estos resultados hacen surgir unas emociones y sentimientos no siempre queridos y es cuando se empieza a cerrarse la puerta del corazón para no sentirse herido más veces. En un principio, se deja la puerta ajustada, ya no abierta de par en par, pero con el tiempo y nuevas vivencias, la puerta se cierra para no sufrir más.
Uno piensa que de esta manera es cuando más seguro y protegido está, pero el efecto es todo lo contrario, porque tu corazón te invita a nuevas experiencias y situaciones que pueden llevarte a sentir el amor tal como deseas, pero tu pasado lo observas a través de la mirilla de la puerta, y debido al recuerdo, no acabas de permitir que ésta se abra.
Queremos pero no acabamos de dejarnos ir. El miedo, e incluso el pánico, invaden nuestra vida cuando nos encontramos con situaciones que ya vivimos en nuestro pasado. Relacionamos la actual con lo que ya fue, y esto nos ofusca la nueva situación que se nos presenta para poder conseguir nuestra plenitud. Pensamos que volverá a suceder lo mismo. Quizás nuestras palabras no lo admitan, dejando una puerta a la esperanza, pero nuestro corazón continua escondido, cerrado en lo más profundo del recuerdo.
Demasiados miedos para poder vivir en paz y amor. ¡Nos perdemos tanto al dejar que los recuerdos invadan nuestro presente! Frenan nuestra felicidad, cuando lo que queremos es gozar de la plenitud de la vida y el bienestar interior.
Todos queremos ser felices, encontrando y sintiendo el amor en nuestra vida. En el fondo, es la esencia que nos permite vivir y deleitarnos de nuestra existencia, es lo que da sentido a nuestra vida, pero no acabamos de dejarnos ir y abrirnos a él.
¡Hay tanto amor para nosotros! Hay tanto amor esperándonos en nuestro entorno para poder sentir la felicidad con toda su magnificencia, que si fuéramos concientes realmente de su abundancia, dejaríamos nuestro pasado de lado y nos lanzaríamos de cabeza a la vida, ¡pero no!, preferimos controlarla y dejarla ir gota a gota, cuando podemos aceptarlo a caudales.
Demasiados miedos almacenamos en nuestro interior, y nuestro corazón se asusta por los resultados que hemos interpretado de nuestras anteriores experiencias. Cerramos aquello que más nos puede liberar, diciendo que nuestro entorno nos puede herir. Es la solución más fácil, pero también la de más sufrimiento. Solo si abrimos nuestro corazón y dejamos que el amor que nos rodea y nos invita a aceptarle, podremos apreciar la verdadera esencia que somos y poder decir: “¡Es tanto lo que he ganado abriéndome! Ahora soy feliz”.
Siento cierta pena y compasión, a la vez, al sentir el miedo a abrirse a la vida cuando ésta te tiene preparado el mejor bienestar que puedas llegar a imaginar. Veo el futuro de estos seres encerrados en el miedo de su pasado por no ser heridos nuevamente. Ellos mismos niegan lo que siempre han anhelado.
Abrid vuestro corazón y no tengáis miedo. Es igual lo que hayáis vivido hasta ahora. Lo mejor para vosotros os espera a la puerta de vuestra intención de ser vosotros. No temáis, solo lo mejor podéis esperar. Lo peor en vuestra vida ya ha pasado. Nos encontramos en tiempos de una conciencia y energía de más alta vibración en el planeta y la humanidad. Nosotros, estamos abrazados por ellas. Abrámonos y dejemos atrás lo que fue de nosotros. Un corazón abierto, viviendo el presente, podrá recibir el amor que siempre ha deseado. Éste abrazará cada aspecto de vuestra vida, y una nueva visión de vosotros se expandirá ante vuestros ojos, sintiendo la satisfacción y el agradecimiento a la vida por los nuevos acontecimientos que se os ofrece según como vosotros siempre habéis deseado.
Con el amor nada debéis de temer, porqué será vuestra protección y luz para saber qué hacer en cada momento de vuestra vida.
Abrid vuestro corazón y no dejéis que éste se encierre en el miedo de un pasado. No hay mayor dolor que la decisión voluntaria de no abrirse a la vida.
No temáis y abriros para aceptar el amor que os rodea. Él os liberará de vuestra vida y seréis libres.
Que el Amor y la Paz sean en todos vosotros.

domingo, 8 de junio de 2008

Dos ángeles en un cementerio

Había una vez dos ángeles en un cementerio, subidos a un árbol, observando las lápidas que tenían ante ellos y a los humanos que asistían apegados al duelo que sentían en sus corazones. Un ángel le dijo al otro:
- Vienen a dedicarles un rato(refiriéndose a los familiares de los difuntos), pero ellos ya no están.
- Piensan que sus restos tienen vida y valoran lo que están haciendo – le respondió el otro.
- Pobres – dijo el primero.
- Sí, pobres – dijo el segundo.
- Si supiesen que ahora se encuentran bien (los difuntos), no sufrirían como lo están haciendo. Recordar el dolor les hace alejarse de nosotros.
- Sí – respondió el segundo.
- Me sabe mal que no se den cuenta que ya no están con ellos y se encuentran bien.
- Sí, pero ellos no lo saben porqué no lo pueden ver.
- ¡Ya! – dijo el primer ángel.(Después de una pausa continuó): ¿Y si pudiésemos hacer que se diesen cuenta que después del cuerpo hay una vida llena de amor, donde continuarán creciendo y entonces lo verán todo claro?
- Pero no todos querrán.
- ¿Por qué?
- No todos están preparados.
- ¡Pobres! – dijo el primer ángel. Luego continuó: ¡Sí, pero y si hubiese la manera de hacerles ver que no todo acaba con el cuerpo!
- Entonces, y solo entonces, unos cuantos deberían de hacer ver a los demás que así es, y no siempre les será fácil, porqué todavía habrá muchos que no querrán aceptar este hecho.
- Nosotros somos muchos (refiriéndose a los ángeles). Podríamos ayudarles.
- Sí, pero no todos creen en nosotros y nos quieren sentir. Muchos de los que ves (refiriéndose a los familiares que estaban velando las tumbas de sus difuntos) todavía no saben de nuestra existencia.
- Pero, alguno habrá, ¿no?. ¡Vaya, supongo!
- Alguno – respondió el segundo, mientras contemplaban a los asistentes del cementerio.
- (Después de un largo silencio, el primer ángel, pensativo, dijo): ¿Y si les ayudásemos a despertar al ángel que llevan en su interior? Si así se produjese, se darían cuenta que esta vida no lo es todo, y entonces, al saber quienes son, aceptarían el hecho de su divinidad y ya no sufrirían las ausencias de sus amados en este planeta donde se encuentran, ¿no crees?
- Quizás, pero tienen demasiados miedos y su corazón está cerrado.
- Bien, ¿Qué tal si empezamos a mostrarnos ante ellos? – dijo el primer ángel.
- De acuerdo, ¿pero como lo haremos?
- Nos apareceremos en sus sueños, les abrazaremos cuando se relajen, y en los momentos de encarar un reto en sus vidas, estaremos junto a ellos transmitiéndoles amor y luz. Seguro que alguien notará nuestras presencias. Con el tiempo, cada vez habrán más humanos que nos sentirán, e incluso, nos llegarán a ver, y así les ayudaremos a entender y a facilitar el camino que están siguiendo aquí en su mundo. Cuando vuelvan a Casa entonces lo acabarán de entender mejor y poder volver nuevamente para continuar su camino de ascensión aquí en la Tierra.
- ¡De acuerdo! – respondió el segundo.

Desde esta primera charla angelical, y de esto ya hace tiempo, aunque no mucho, en el mundo hay cada vez más humanos que saben de los ángeles, que los integran en sus vidas, que se comunican con ellos, y que han empezado a conocerse, dándose cuenta de su divinidad, a parte de su cuerpo.
Desde entonces, los ángeles intervienen en nuestras vidas y nos facilitan el camino a seguir.
¡Ábrete a ellos, confía en ellos, cree en ellos….! Ellos te harán saber de sus presencias. Sólo sentirás amor, protección y guía. Ya no te sentirás más solo y darás gracias a la Creación de haber abierto tu corazón para poder sentirlos. ¡y quien sabe!, quizás verlos.
Ellos están entre nosotros aunque tú no los puedas ver inicialmente, pero están. Están contigo en estos momentos que estás leyendo estas palabras, y sino, concéntrate en tu espalda, en tus hombros y probablemente los sentirás o tendrás la sensación que hay alguien detrás de ti. ¿verdad?
Esta vida solo es un paso temporal para volver nuevamente a Casa, tu verdadera Casa. Vienes a la escuela y vuelves a tu hogar, y ellos te dan de la mano para acompañarte en este proceso denominado vida terrenal.
Abre tu corazón y te darás cuenta quien eres realmente. Conócete y te sabrás de tu verdadera esencia. No eres quien te piensas que eres. El dolor creado a lo largo de tu vida actual solo es fruto de la ignorancia de tu verdadera naturaleza. ¿Qué no te acuerdas cuando tú también te manifestabas como un ángel?
Cuando vuelvas a Casa recordarás nuevamente quien eres.
A ti me dirijo, ángel dentro de un cuerpo: ábrete para conectar con tu verdadera naturaleza divina, y sabrás de la eternidad que hay en tu alma. Entonces, solo entonces, dejarás de sufrir.
Eres Amor y Uno con la Fuente Creadora de toda Vida. Eres inmortal.

miércoles, 4 de junio de 2008

Momentos de gran sanación


Nos encontramos en momentos claves de la evolución espiritual de nuestro planeta. Estos instantes de empoderamiento que el ser humano tiene en sus manos debido a las nuevas energías establecidas en la Tierra, procedentes de las altas regiones del mundo espiritual, hacen que la humanidad se encuentre en un período de mucha inquietud, movimiento y cambios interiores, pudiendo ver los resultados en nuestro entorno.
Nos sentimos inquietos, y a veces sin motivo aparente. Se están produciendo cambios en nuestra vida, y algunos de ellos de gran magnitud. Nos da la sensación, que quizás la vida va muy deprisa y no conseguimos seguir el ritmo que nos marca, teniendo ganas de llorar o apareciendo momentos de gran emotividad, sin más.
Quizás veas que todos tus ideales no llegan a materializarse por más que te esfuerces….. realmente te encuentras en un punto álgido de la evolución espiritual del planeta que habitas. Sí, todo esto lo producen las nuevas energías. Si alguna de estas características aparecen en ti, será señal que se está produciendo en estos momentos una sanación en tu ser. Una sanación interior.
¿Una sanación de que tipo? – puedes llegar a preguntarte La respuesta es: Una sanación de todo aquello que ya no te sirva para vivir en las nuevas energías, para poder adaptarte a ellas, y de una vez por todas, llegar a ser feliz y conectar con tu poder interior, y así manifestar tu plenitud espiritual. ¿Te imaginas poder ser tú sin dolor, ni sufrimiento, ni molestias, ni limitaciones? Pues ahora, todo esto es posible, pero para que así sea, hay que hacer limpieza de todo el sufrimiento y dolor creado en otros tiempos. Ahora depende de ti.
Esta sanación es una sanación profunda de toda tu esencia, de todo tu ser; la liberación del sufrimiento albergado en tu memoria celular para poder mostrar tu individualidad divina. Por eso te sientes, probablemente, inquieto o ves que en el planeta Tierra o en tu vida se están produciendo cambios constantes, y a veces, desde nuestra visión terrenal, drásticos. Debido a esto, la presencia de tsunamis, terremotos, inundaciones, separaciones y otros que continuaran manifestándose.
La Tierra se encuentra en medio de un gran cambio universal, donde el firmamento quedará influenciado por los resultados de las conciencias de los seres humanos.
Vivimos tiempos muy importantes de cara a la sanación de nuestras almas y del planeta.
Alegraos por estos instantes y escuchad a vuestro corazón que él os indicará qué hacer para pasar por este proceso de evolución.
Buscad la quietud y la calma interiores, y entonces podréis entender el por qué de todo y estos momentos de nuestra historia, entendiendo las situaciones que cada uno puede llegar a estar viviendo en el presente.
Sois bienamados por el mundo de la Luz, y recordad que:”Nada es lo que parece”.

domingo, 1 de junio de 2008

El Arco Iris


Nuestra vida es más extensa que los años que podamos tener actualmente. Nuestra alma sigue un proceso evolutivo que conlleva abrir muchas puertas, y experimentar una serie de vivencias que le permitirán ir evolucionando. Cada una de las puertas que abra le hará dar un nuevo paso hacia su ascensión.
El hecho de haber pasado por diferentes situaciones, unas en un plato de la balanza y otras en el otro plato, sabremos que hacer para mantener este equilibrio necesario, disfrutar de una plena cualidad de vida interior y conseguir la felicidad.
Aprendiendo de lo que vivimos, de nuestra actitud ante la vida, nos permitirá manifestar la serenidad y la calma en los momentos presentes. Cuando más nos conozcamos, más nos daremos cuenta de quienes somos. Este “despertar la conciencia” se consigue a través de las experiencias vividas a lo largo de nuestra existencia, no solo la de estos momentos terrenales.
Cada vida vivida obtenemos un color por el cual vemos aquello que nos pasa. Necesitaremos varios filtros para darnos cuenta que aquello que vemos solo depende de nuestra visión en aquellos momentos y no de la realidad absoluta del hecho. Llegamos a un punto de nuestro camino que nos cansamos siempre, de verlo todo con un solo color. Cuando así sea, habremos abierto la puerta del aprendizaje y nos predispondremos a dar el siguiente paso y abrirnos a verlo de otro color, quizás no tan oscuro. Con el tiempo nos volveremos a cansar de este nuevo color porque nos volveremos a dar cuenta que este color elegido no nos permite ver las verdaderas tonalidades que la vida tiene. Y así sucesivamente…
El volver a la vida (la reencarnación) es necesario para nuestro aprendizaje y darnos cuenta que no siempre hemos de verlo todo desde un filtro con un color concreto. A lo largo de nuestra evolución (aprendizaje en las diferentes encarnaciones) sabremos cuando es necesario un color u otro, no siempre será el mismo que habremos elegido al nacer, y con nuestra evolución espiritual (la evolución de nuestra alma), nos daremos cuenta que no será necesario ponernos ningún filtro para verlo de un color u otro.
Nosotros somos todos los colores, y automáticamente, nuestro corazón nos mostrará lo que necesitemos a cada momento. No será necesario aferrarnos a nuestras ideas preestablecidas, abriéndonos a la vida sin temor, porque en todo momento veremos la Verdad de la situación vivida.
¡Tú eres el Arco Iris! No te quedes con un solo color cuando puedes mostrar tu belleza con toda tu plenitud.