domingo, 4 de mayo de 2008

En algún lugar de mí

He soñado que andaba por algún lugar conocido por mí.
Hoy me adentraba por un sendero como si lo conociese desde hace tiempo.
Avanzaba por un camino nuevo, pero a la vez, familiar.
Venía llena de inquietud, preocupaciones y dudas sobre mi existencia,
y al dar el primer paso en esta nueva tierra donde me encuentro,
el cansino peso de mi existencia desapareció.
¿Dónde me encuentro? ¿Dónde estoy?
¿Por qué nadie me habló de un espacio así?
A medida que me adentro en la más absoluta serenidad,
siento una paz y una tranquilidad inmensas
transitando entre los poros de mi piel,
llegando a la esencia de mis células.
Me encuentro en el paraíso que tanto he oído hablar.
¿Cómo es que no me han sabido decirme donde era?
¿Cómo es que he ido a parar en él?
Pensándolo bien, no recuerdo como he llegado,
pero la desesperación tenida instantes antes, me han conducido a los momentos actuales.
¿Qué he hecho? ¿Qué he dicho para llegar hasta aquí?
Estoy confusa. Mi mente inquieta no me permite ver claro.
Siento la protección del vacío universal, del silencio de mi mente,
y parece que estos instantes crean el presente en el cual me encuentro.
Cuando más me adentro, más luz veo y sintiendo perder la densidad que tenía.
Mi cuerpo va liberándose de la gravedad que lo atrae hacia el suelo.
Me vuelvo ligera
y mi alma se eleva siendo la Unicidad con la Creación.
Sé que me he adentrado en algún lugar que me pertenece,
en algún lugar que se encuentra en mí.
Abro los ojos de mi corazón, y me doy cuenta que este bienestar y sensación llena de amor,
es debida a mi intencionalidad
y el haber abierto las puertas del paraíso que hay en mi: mi corazón.
Desde aquí estando, siento la unión con la Luz,
la protección de la Hermandad Blanca
y la presencia de la Fuente en mí.
Yo Soy Una con Ella.
Yo Soy Ella.


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