domingo, 18 de mayo de 2008

Conversación con el Padre (II)


- Hola Padre, ¿qué dirías a todos aquellos que están leyendo nuestra conversación y se encuentran aquí presentes?
- Que no se dejen impresionar por lo que ven.
- ¿Por qué lo dices?
- Valoran todavía demasiado el mundo de los sentidos
- …..
- Tú, alma que estás aquí conmigo y leyendo estas palabras, no te identifiques con el mundo de la forma. Relaja tu mente y libérate de ella. (Pausa) Aquello que ves sólo es una ilusión tuya. Entonces, sacas conclusiones y tenéis tendencia a generalizar.¿Puedes realmente establecer como base de vida terrenal para todos, aquello que ha surgido de tu experiencia personal?¿Crees que aquello que tú has vivido y de la manera que lo has hecho puede establecerse como pauta común para todos? La manera que ves la vidas solo es fruto de tus momentos actuales. Con los altibajos que el ser humano tiene en su vida, no crees que si se hiciese caso, las bases irían cambiando a menudo? ¿Realmente serían las bases o unas conclusiones obtenidas desde un punto de vista concreto? Si en una escuela dieras un dibujo a pintar a cada niño de una clase de preescolar, y yo te preguntase si todos lo pintarían de la misma manera, ¿qué me dirías? Pues así es como queréis vosotros, almas en proceso de ascensión, generalizar la vida, teniendo presente que cada uno le dará el color que más crea conveniente. ¿Quién tiene razón? ¿Qué dibujo será el correcto? (Pausa).
- ….
- No os identifiquéis con lo que veáis y actuad en todo momento según os dicte vuestro corazón. Él os hablará de la mejor manera de hacer según vuestra esencia, y aquello que sintáis que debéis de hacer, hacedlo, para el mejor bien de todos y el tuyo. Aquello que ves solo es parte de tus creencias, y éstas solo son un dibujo de aquella clase de preescolar. ¿Seguro que tienes razón cuando quieres convencer a alguien de tus ideas y visión de la vida? Aquel que es sabio y se conoce, no necesita demostrar lo que sabe, ni quiere convencer a los demás aquello que piensa. El sabio, sabe que es sabio, y se da cuenta que no necesita demostrar nada a nadie, porque ya sabe que sabe. Aquellos que no saben intentan mostrar a los demás sus creencias, queriéndose hacer ver que ellos sí que tienen razón. El verdadero sabio sabe que la tiene, y no necesita irlo pregonando. Aquel que se conoce sabe que el mundo de la forma solo es una visión parcial y limitada de la existencia, por lo tanto, no se aferra a ella, disfrutando de ella, eso sí, cuando se le presenta la ocasión, se libera de aquello con lo cual se ha deleitado. ¿Sabéis por qué? Porqué vive el presente, pero este ya es otro tema que quizás en un nuevo encuentro ya os comentaré. Yo os bendigo, y en todo momento he estado, estoy y estaré con vosotros. Sois bienamados por le Padre. Mi amor está en vosotros.
- Gracias Padre.

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