miércoles, 16 de abril de 2008

No es un problema,... es un aprendizaje

Una vez oí un comentario de un vecino, en relación a otro que se encontraba en una silla de ruedas y vivía como un vegetal. Dijo:
- Esto sí que es un problema (el hecho de tener un hijo así), y no el ir a un psicólogo, el autoestima,……(y empezó a decir otros aspectos similares).
- No es un problema,….es un aprendizaje – le respondí.
Las situaciones que vivimos son como una caja que dentro contiene un regalo. A menudo elegimos según el envoltorio, la caja, y entonces decimos: “un envoltorio así debe de contener un buen regalo”, o bien, “un envoltorio así no debe de contener nunca un buen regalo”.
Las opiniones, a menudo se basan en la apariencia, olvidándonos de su contenido. Nos creamos una opinión según la forma, pero olvidamos que la forma solo es el envoltorio de un gran regalo, “sobre todo si éste no tiene una buena forma”. No siempre lo que vemos es lo que es. Nada es lo que parece.
La cultura en la cual vivimos acostumbra a tomar decisiones según la imagen, la apariencia que decidimos crear o elegir.
Las situaciones que, si nos preguntásemos diríamos que no, pero que nos toca vivir por las diferentes circunstancias de la vida, no son lo que parecen. Imaginémonos que hemos de llegar a la cima de una montaña. Hay diferentes caminos, unos más despejados, más anchos, más limpios y más directos que otros. Todos llevan a la cima. A menudo elegimos el que parece menos dificultoso y con menos obstáculos. Resulta que, a medida que vamos subiendo, el camino se va complicando, estriñendo, y empezando a aparecer piedras y ramas en medio de él y no nos toca más remedio que irlos sorteando. El camino no es lo que parecía
Imaginémonos ahora, uno que ha elegido el camino más estrecho y con ramas que obstruían el camino. Resulta que éste es directo a la cima y a medida que se va adentrando en él, se va ensanchando y esclareciendo.
¿A qué conclusión llegarían los diferentes participantes a la subida hasta la cima?
- El camino no parecía lo que era.
- ¿Qué has aprendido de tu elección? – le preguntaríamos a cada uno.
Unos dirían que: otra vez elegiré uno que no parezca tan claro, aparentemente. Otros responderían que: aquello que parece, no es. Otros se quejarían y murmullarían a regañadientes.
Las cosas no son lo que parecen, y nuestra actitud ante el hecho lo que nos permitirá ser felices o no. Ante cualquier “supuesta adversidad o situación no querida ante la vida”, debéis de pensar que nos aporta un contenido aleccionador, que depende de cada uno, será uno u otro. Cada uno vive aquello que necesita vivir para aprender de la vida y poder evolucionar su alma. Como seres humanos que vivimos adormecidos ante la Verdad debido a la visión terrenal que tenemos de la vida, nos impide ver claro aquello que vivimos. Estos hechos que nos han tocado vivir, si fuésemos más allá del envoltorio, de la forma, nos daríamos cuenta del regalo que la vida nos ha dado. Preguntémonos entonces: ¿de qué manera nos ha cambiado? ¿Qué hemos aprendido a consecuencia de esta situación? ¿De qué manera me ha hecho ser más humano (aunque deberíamos de decir: ¿me ha hecho despertar el corazón y me ha llevado a un grado de estima más alto?) ¿Qué visión de la vida me ha permitido darme cuenta debido a la situación vivida? ¿Qué es lo que ahora valoro y no valoraba antes?
La sorpresa será que, aquellos que realmente hayan querido aceptar el hecho y querer aprender de lo que han o están viviendo, las respuestas más comunes habrán sido, según la situación: a) aceptar más a aquellos que no son como nosotros, b) aprender a amar de una manera más incondicional, c) darnos cuenta de nuestros miedos, d) saber que yo sí que puedo, por más adversa que sea la situación, e) aprender a confiar más en los demás, f) no pensar tanto en mi, g) ser concientes de los pensamientos negativos que tengo normalmente, h) haber de tener fuerzas y esperanzas para no deprimirme, i) ….
De una manera u otra, las situaciones vividas, no queridas voluntariamente, nos hacen conectar más con nuestra verdadera esencia. Es igual lo que vivamos, lo importante es nuestra actitud ante el hecho.
Más allá de la forma, hay un contenido aleccionador, un aprendizaje a hacer. Si no necesitásemos “este aprendizaje”, viviríamos otro, porque nuestra alma necesita evolucionar. Por eso vivimos lo que vivimos y cuando lo vivimos. Según el proceso evolutivo de cada uno, necesitamos unas experiencias u otras, pero todos necesitamos continuar nuestro camino de evolución espiritual. Se crea o no, somos seres espirituales dentro de un cuerpo, y esta apariencia física nos permite dar pasos hacia nuestro crecimiento.
No hay nada porque sí. Todo tiene un sentido desde la espiritualidad. Aquello que vivimos solo es un regalo, sí, un REGALO que nosotros mismos nos hemos hecho para dar el siguiente paso hacia el amor puro e incondicional, el amor en su estado más puro, decirle Dios, el Padre, o el nombre que le queráis llamar. Somos seres espirituales, y cuando más seamos nosotros, más amorosos nos convertiremos y más avanzaremos hacia nuestro camino espiritual.
Nada es lo que parece.
Demos pasos para conocernos, y cuando más demos, más despertaremos nuestra conciencia, y por lo tanto, más entenderemos la vida que vivimos y el por qué de todo.
Aquello que vemos solo es fruto de nuestras creencias. Las limitaciones y “problemas” solo es una consecuencia de nuestra somnolencia espiritual. Conozcámonos y veremos que todo está en perfecto orden y que aquello que vivimos solo es un paso más, un escalón más para llegar a conectar con nuestra verdadera esencia.
Nada es lo que parece, y aquello que nos pensamos que es, en el fondo, solo es el Amor del Padre manifestándose para nuestro mayor bien.

1 comentario:

Anónimo dijo...

son muy ciertas tus palabras,te dejo mi saludo.