viernes, 11 de abril de 2008

La Sanación

Las personas, cuando ven que en su cuerpo o en su interior aparece un malestar, buscan en su entorno a alguien que les pueda ayudar a liberar estos síntomas físicos, emocionales o mentales que los inestabiliza en su vida.
Cuando se produce una alteración de la naturalidad y armonía cotidiana, hay que hacer algo para volver al estado de equilibrio que debe de predominar en el ser humano. Hay quien busca en su entorno a alguien que le extraiga el mal que manifiesta. La gente puede ir al médico, al psicólogo, psiquiatra o algún que otro terapeuta alternativo a la medicina convencional.
Al sentarse en la silla de su despacho o camilla, la persona pasa toda la responsabilidad a la otra persona para que “le libere” de aquello que él ha creado. A menudo sucede que, con las sesiones o el medicamento no acaba de sentirse bien del todo, o que, al cabo de un tiempo vuelve a aparecer el síntoma, incluso más intensificado. ¿Qué está pasando? ¿Por qué el ser humano no acaba de sentirse bien después de ir a alguien para que le ayude?
Siempre se busca hacia fuera, en los círculos más próximos a uno, para encontrar el remedio, y así, sentirnos bien. Procuramos ir a los profesionales de más renombre, a menudo, porque dan garantías, pero en el fondo, con el tiempo, te das cuenta que estás yendo a él constantemente, creando una dependencia con aquel ser, y todo y así, uno no acaba de sentirse bien.
Es bueno querer estar bien y sanar, pero el ser humano está mirando hacia la dirección equivocada. Mira hacia fuera, buscando a alguien de su entorno, cuando lo que debe de hacer, es mirar hacia su interior. Dentro de él se encuentra la medicina que tanto busca. Los resultados los obtendrá yendo a su interior. Si no sabe como hacerlo, puede contactar con alguien para que le ayude, pero debería de ser temporalmente. Es la persona que tiene que poner de sí misma para sanar. La sanación siempre es de DENTRO a FUERA, nunca al revés. Uno es responsable de su vida, y al igual que ha creado el malestar, él puede hacerlo desaparecer, pero para eso, deberá de ir a su interior, aprender a amarse, y entonces, conseguirá que el síntoma de malestar pueda desaparecer.
Un terapeuta podrá equilibrarlo temporalmente, y lo que debe de hacer “el paciente”, es hacer servir este período de bienestar temporal par dar los pasos necesarios de cara a la sanación. Si la persona continua exactamente igual como antes de la visita al médico o quien sea, significa que no está haciendo nada para él, y como es él quien ha de vivir con él mismo el resto de su vida, continuará creándose malestar debido a sus hábitos, pensamientos, actitudes y creencias ante la vida.
Para sanar es necesario que uno se responsabilice de su vida, y empiece a dar pasos hacia su interior. Recordad: la sanación siempre se produce de DENTRO a FUERA, no de fuera a dentro. Si esperáis que “el de fuera os arregle la vida”, ésta irá empeorando como una bola de nieve que se va haciendo más grande cada vez. Debéis de frenarla a tiempo.
Cada uno es su propio sanador. El ser humano tiene unas capacidades ilimitadas para crear. Si lo hace positiva y amorosamente, manifestará bienestar en su vida, sino, solo creará problemas y dolor en ella.
Tu eres tu propio sanador. La vida depende de ti, no de los demás. Tu eres un ser creador, tanto de bienestar como de malestar. La cualidad de vida depende exclusivamente de ti, de nadie más.
He conocido a personas que me han venido, y luego, a la tercera sesión, han dejado de venir porqué ellos debían de poner de su parte. Habían de aportar la parte que les correspondía,…. y no todos están dispuestos a hacerlo. Hay gente que, aunque parezca mentira, sólo quieren mejorar, no sanar del todo.
Los sanadores equilibran para crear un espacio de tiempo para que la persona pueda hacer los cambios que necesite en su vida, sino, no hay ninguna persona que pueda hacer desparecer el malestar que uno pueda llegar a tener.
La sanació es cosa de dos, no de uno, y menos, del otro.
La sanación depende de ti, porque tú en el fondo, eres Amor y llevas a Dios dentro de ti. Deja que se manifieste.

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